Día internacional de la Mujer: 8 de marzo
¿Alguna vez se han preguntado desde cuándo las mujeres crean ciencia? De acuerdo con la historia, fue en 1678, gracias a la noble veneciana Elena Cornaro Piscopia. Lo más interesante de este suceso no es que la protagonista sea mujer o noble, sino que, fue hasta el siglo XVII que se reconoció que el género femenino construye conocimiento.
Es interesante reflexionar en esta historia, sin embargo, un aspecto más seductor es que la ciencia se expandió en todo continente y las mujeres la han acompañado en cada país. A lo largo de la historia, el género femenino ha dado a luz a investigaciones sobre la radioactividad, tecnología aeroespacial, contaminantes ambientales, entre otras maravillas.
En México, la primera mujer reconocida como científica fue Margarita Chorné y Salazar, en el año de 1886, época del estereotipo de la “madre-educadora”. En efecto, las mexicanas que decidieron y deciden hacer ciencia tienen otros retos, además del reconocimiento limitado por el patriarcado, el colonialismo o el capitalismo.
Toda científica mexicana comprende que experimenta un entramado de opresiones, no sólo es que se pertenezca al sexo femenino o que enfrente una desigualdad de género o el acoso y abuso sexual, sino que, su clase social impone ciertas condiciones para estudiar, incrementa si tiene hijos. Además, su origen étnico no es valorado en las investigaciones, confronta inestabilidad laboral y, con la edad y aspecto físico se etiqueta su capacidad para crear conocimiento. Entonces, ¿cómo alcanzar una equidad y reconocimiento para la científica mexicana sin que sea sometida a estereotipos impuestos?
Carmen Guijosa
Sandra Sánchez
Hablar de la mujer, es un error semántico.
La misma etimología de la palabra, tendrá que replantearse, implica lo blando, el lado que sobra del «hombre».
Pero, además, hay que enfatizar que no somos una, y menos, esa que nos dijeron que debíamos ser, luchar contra la imposición patriarcal es lo que hoy rompemos, fuertes y unidas.
Porque las mujeres somos muchas y diversas, podemos ser fuertes, débiles, amorosas, rencorosas, mamás, solteras, lesbianas, heterosexuales y muchas cosas más.
Ni princesas, ni santas, libres y rebeldes.
#8M
La lucha #8M es una lucha de todos los días que exige y demanda al estado la seguridad, protección y justicia, para cada una de las víctimas y las familias de estas, que han padecido el abuso de poder, el abuso de autoridad y la violencia en sus distintas manifestaciones.
El mensaje es que aun y en los escombros de lo que se intenta destruir sabremos reconstruirnos para seguir alzando la voz, para visibilizar los actos y discursos de odio.
Rosi Mercado
Daris Larios
El machismo es un sistema ideológico que reproducimos tanto hombres como mujeres. Por lo tanto, la lucha empieza por visibilizarlo en cada uno, en cada una de nosotras por ejemplo cuando juzgamos a otras por no ser «buenas madres» o «buenas hijas» o buenas esposas» por estar gordas o flacas, etc. eso es sostener que tenemos formas específicas. Eso es sostener el machismo.
Así que respetarnos nos hace fuertes en muchos sentidos.
El feminismo comienza por contar a mujeres y hombres otro cuento que no es el de la masculinidad dominante, ni el de la mujer violentada misóginamente, sino el que relata que tanto mujeres como hombres sufren a consecuencia de estereotipos de género que la cultura duramente les demanda, lo que les produce malestar, por eso la frustración que conlleva a violentar y ser violentadas.
Antes que hombres y mujeres somos sujetos singulares, con deseos diferentes de la realidad biológica.
Leticia López