¿Qué es lo que significa decir: ”yo confío: en ti, en ustedes, en mi familia, en las personas, etc?, ¿Porque confiamos?, ¿Desde donde se confía?, ¿Hay una especie de característica específicamente humana que nos permite confiar?, ¿Acaso es que confiamos para poder convivir con las demás personas y poder compartir un espacio sin temor a sufrir un daño?, ¿En qué momento es que la confianza deja de ser posible con el otro?, ¿es lo mismo confiar que tener fe?. Es probable, que cualquier persona en algún momento se haya encontrado en esa encrucijada que le lleva a evaluar la capacidad o incapacidad de confiar en otra persona o tal vez ha confiado “de más” en alguna amistad y esta le defraudó de alguna manera, pero ¿podríamos decir que la confianza solo es una condición interpersonal? O ¿podría ir más allá de un desaire o engaño?
Para la filosofía el tema de la confianza ha sido de particular importancia, es por ello que en esta breve revisión, se buscará dar algunas pinceladas simples pero concretas sobre la manera en la que ha sido abordado el tema desde algunas la perspectiva filosóficas. Para ello lo dividiré en cuatro secciones que abordarán ramificaciones de la forma en la que se ha abordado el problema de la confianza, a decir: la confianza en Dios, la confianza en la razón, la confianza como condición ontologica (en el ser) y la confianza desde la relación con el otro. Aunque será un bosquejo muy breve, espero que esto genere preguntas en la persona que está leyendo y que se convierta en una invitación para buscar más sobre el tema.
Confiar en Dios…
¿Qué se necesita para confiar? ¿Qué relevancia tienen los atributos de la contraparte para poder confiar en ella? ¿Acaso no es más fácil confiar en alguien perfecto que alguien que puede ser falible? ¿Quien sería el ser más perfecto para confiar absolutamente? Es indiscutible que una de las condiciones de la confianza, tanto como disposición emocional como condición humana ha tenido una relación directa con la certeza de aquel en el que se puede confiar y que mejor personaje que Dios. Desde la filosofía medieval se ha demostrado que la fe y la confianza son preceptos distintos pero que a su vez tienen una relación de dependencia, de hecho la palabra latina fides se traducía indistintamente como fe o confianza. Por ejemplo, San Agustín en su obra Confesiones dice: “la fe(confianza) es creer lo que no ves; la recompensa de esta fe(confianza) es ver lo que crees.” Esta cita es relevante, porque plantea que la confianza es más una disposición en la voluntad de creer, que aquello que fácticamente estamos presenciando(es una idea bastante agustiniana el decir “yo no tengo que ver el teléfono de mi pareja para tenerle confianza”). Bajo esta tradición la confianza/fe se ha mantenido ligado a Dios como un concepto que ha sostenido metafísicamente una relación necesaria e indispensable del deber humano, esta será una tradición que se va a mantener durante toda la edad media, incluso hasta llegar a la modernidad.
Por ejemplo, Descartes propone poner en duda a los sentidos, la imaginación, la percepción, los sueños e incluso a la realidad; sin embargo, no pone en duda a Dios, más bien lo considera aquella sustancia(aquello que subyace) en la que se puede confiar, de ahí que en sus Meditaciones metafísicas sostiene argumentos como este: «El poder infinito y la bondad de Dios son la causa de todo lo que existe en mí que no depende de mí; y en cuanto a mis defectos, si los hubiere, solo me los puedo imputar a mí mismo». (Descartes, 1641, Meditación Tercera, Sección 10). Por su parte, Spinoza sigue con la tradición de concebir a Dios como la sustancia trascendental en argumentos como: «Por Dios, entiendo un ser absolutamente infinito, es decir, una sustancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita.» (Spinoza, 1677, Parte I, Definición 6). Esto puede justificar el argumento de la confianza/fe en Dios por su condición de eterno e infinito, recordando que una primer forma de concebir la confianza es como una algo solo designado a una sustancia como Dios.
Confiar en la razón…
Cien años después de las ideas de Spinoza, vendrá un cambio sobre aquello en lo que se puede confiar, esto porque ahora podemos encontrar algo distinto de Dios para asentar la confianza, es decir: la razón. Immanuel Kant con su Crítica de la Razón Pura en 1781 describe las bases de la capacidad de la razón como una facultad humana central, que se ocupa de la comprensión y la reflexión sobre cuestiones trascendentales, en su obra dejará en claro una diferencia dentro la razón teórica y la práctica. En este caso, la segunda es la que se relaciona con el tema de la confianza; puesto que, para Kant la razón práctica es aquella que se ocupa de la moralidad y la ética, misma que será de tipo deontológica(guiada por el deber); es del famoso imperativo categórico: “Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se convierta en ley universal” (Kant, 1785, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Capítulo 1, Sección 2), de donde se desprende la posibilidad de entender a la confianza como aquella creencia en la validez y universalidad de los principios morales racionales. En otras palabras, el acto de confiar o no confiar va de la mano con el ejercicio de la razón práctica; si yo confío sería en función de reconocer que el otro está llevando a cabo su actuar a partir de la razón y por ende que este tendrá que actuar en consecuencia de forma moral.
Para Hegel la confianza también estará relacionada en cierta forma con la razón, pero de una forma distinta. En la Fenomenología del Espíritu, Hegel va a describir el camino y las transformaciones que tiene que recorrer la conciencia para llegar a la razón absoluta. De manera que considera el término confianza(Vertrauen) como una de esas etapas por las que transita la conciencia; al principio la conciencia, tendrá esta confianza ingenua en su relacionarse de forma directa e inmediata con la realidad, asumiendo que tiene la capacidad de conocer y comprender el mundo tal y como se presenta(quizás similar a la manera en la que en la adolescencia se cree conocer el mundo y sus posibilidades); posteriormente esta confianza ser derrumbada por la experiencia y el conflicto con otras formas de la conciencia, ya que al toparse con otras conciencias(los otros) también comenzará a cuestionar su confianza en sí misma y en el mundo.
Confiar en el Ser…
¿Qué relación hay entre la confianza y el ser? ¿Es posible afirmar que nuestra existencia está vinculada de alguna forma a la confianza? ¿La confianza tiene alguna relación con la libertad o estamos obligados a vagar en las ambigüedades de la desconfianza? En una dimensión psicológica, es común expresar frases como: “yo soy muy confiado” o “siempre he sido una persona desconfiada”; no obstante en este sentido esta hablándose de una disposición emocional frente a una situación o personas y aunque se utilice como parte del verbo el ser(soy y sido), solo es una auto descripción que dictamina esa tendencia emocional. El problema de ser y su relación con la confianza es mucho más complejo en su abordaje desde la dimensión filosófica.
Por ejemplo, para Martín Heidegger la pregunta por el ser es tan importante que dedica su obra más importante(Ser y Tiempo) a darle una respuesta; en ella podemos encontrar una manera diferente de considerar el lugar de la confianza, puesto que la considera como una disposición del ser humano u orientación ontologica hacia el mundo, es decir: la apertura hacia la experiencia del ser. Para Heidegger, la existencia auténtica será posible a partir de tomar ese lugar que denomina como Dasein(ser-ahi), no es una actitud psicológica de estar abierto a nuevas experiencias o algo así, sino una disposición en el sentido ontológico que nos desprende de esa condición que él denomina óntica(de ser entes).
Por su parte, para Jean Paul Sartre, la confianza estará más relacionada con la noción de libertad y responsabilidad. En su proyecto existencialista sentencia: “estamos condenados a ser libres”(Sartre, 1943, p. 634), de manera que esa libertad obliga responsabilidad. De manera que el punto en el que se centra Sartre es: el individuo; entendido como aquel en el que la confianza funcionará como vehículo para alcanzar esa posibilidad de asumir elecciones y acciones, así como el reconocimiento de ser los únicos responsables de la propia vida y nuestra identidad. También, concibe la posibilidad de la confianza en los demás como parte de la necesidad de relaciones interpersonales, que se sostendrá en un acto de fe en la libertad y buena fe de los demás. Es por eso, que confiar plenamente es un acto de fe y libertad, pero también constituye una elección y responsabilidad constante.
Confiar en el otro…
¿Cómo se puede confiar en otra persona? ¿Es posible pensar desde la filosofía la confianza en otra persona sin recurrir a una concepción psicológica? ¿Qué significa confiar en un otro? Cómo se apúntalo al principio, pareciera que la tendencia o la regla para medir la confianza ha sido por la tradición metafísica, dirigida hacia una condición de certeza, es decir: confiar está en una relación indispensable con la seguridad de saber que se puede confiar. El problema viene cuando esta certeza no es clara, es decir: ¿puedo confiar en mi vecino para dejarle las llaves de mi casa solo porque le he visto un par de veces a la semana por un periodo de 6 meses? o ¿podría confiar a uno de mis hijos o hijas a una compañera de trabajo sólo porque parece que es amable? Creo que definitivamente no habría razones suficientes como para afirmar una certeza tal como para confiar a tal grado. Pero la condición de confianza se remite definitivamente hacia la otredad.
Emmanuel Levinas nos da una perspectiva sobre la forma en la que podemos darle una solución al problema de la confianza en el otro. Lo que propone es: una ética de la responsabilidad de encuentro con el otro, en citas como: “el otro está en mi, sin que pueda abarcarlo. Mi respuesta y mi responsabilidad, mi amor y mi servicio, son siempre inferiores a la presencia del otro en mi, que me desborda”(Levinas, 1962. p.143), lo que permite la relevancia que desde sus ideas tiene el encuentro ético con el otro y la responsabilidad que surge de esta relación. Es de ahí que se pueda derivar la confianza como parte del proceso ético.
Por su parte, el francés Jacques Derrida ofrece una perspectiva crítica y compleja sobre la confianza, porque considera que no solo es una condición de creencia, sino que se ven involucrados factores como las relaciones de poder, los significados y estructuras sociales. Derrida cree que la confianza siempre se encontrará condicionada por la presencia de duda e incertidumbre. Por lo que propone que la confianza se base en deconstruir el ideal de confianza como la certeza de: “no ser traicionados”, enfocándonos en que la confianza también puede ser una posibilidad, en tanto ser lo contrario a la traición. Esto lo expresa en citas como: «Sin la posibilidad de traición, que haría el regalo gratuito y sin reciprocidad, sin lo que condiciona el regalo como regalo, el regalo no existiría, no sería posible.» El punto central es que la confianza no se tiene que derivar de la certeza, sino al contrario: la confianza es el lado opuesto de la traición y por ende siempre es una posibilidad abierta.
Cómo se podrá notar, el tema de la confianza abarca diversos vértices y maneras de abordar desde la dimensión filosófica. No importa si la persona que está leyendo esto confía en Dios, en la ciencia, en su concepto del Ser o en la otredad; lo que es indiscutible es que la confianza es una construcción propia de los animales humanos(entendiéndola como un constructo multidimensional); es una manera de relacionarnos, de vincularnos, incluso de violentarnos(cuando se rompe y se traiciona); pero la confianza es un tema todavía inacabado, que abarca no solo el campo de las relaciones interpersonales, la ética y la moral; sino que también tiene impacto en la naturaleza humana, el ser, las relaciones intrapersonales, la construcción de la subjetividad, entre muchos otros temas. Por eso la tarea inacabada es seguir pensando en preguntas como: ¿en que confiamos cuando confiamos?, ¿Desde donde confiamos? o ¿Cómo confiar desde la posibilidad de desconfiar? Cómo siempre las preguntas por la confianza desde la filosofía son una puerta abierta a seguir re-significando.
Referencias bibliográficas
Derrida, J. (1997). *Of Hospitality*. (Trad. de Rachel Bowlby). Stanford University Press.
Descartes, R. (1641). *Meditaciones Metafísicas.* (Trad. de J. E. Alcácer). Madrid: Espasa- Calpe.
Hegel, G. W. F. (1807). *La fenomenología del espíritu.* Fondo de Cultura Económica.
Heidegger, M. (1927). *Ser y tiempo.* (Trad. de Jorge Eduardo Rivera y Jorge Enrique Rodríguez). Editorial Trotta.
Kant, I. (1785). *Fundamentación de la metafísica de las costumbres.* (Trad. de Adela Cortina Orts y Jesús Conill Sancho). Alianza Editorial.
Levinas, E. (1961). *Totalidad e infinito: Ensayo sobre la exterioridad.* (Trad. de José Luis Pardo).
San Agustín. (397-400). *Confesiones*. (P. G. Walsh, Trans.). Oxford University Press.
Sartre, J.-P. (1943). *El ser y la nada: Ensayo de ontología fenomenológica.* (Trad. de Teodoro Martín Martín). Alianza Editorial.
Spinoza, B. (1677). *Ética.* (Edición de Amelia Sánchez Sánchez). Madrid: Alianza Editorial.
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