El 25 de noviembre de 1999, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró este día como Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer, sin embargo, en Latinoamérica está fecha se conmemora desde el año 1981 en honor a las tres hermanas Mirabal conocidas como “Las Mariposas”; activistas de origen dominicano, asesinadas el 25 de noviembre de 1960, por la policía secreta, bajo la orden del dictador de extrema izquierda, Rafael Trujillo, de quien eran opositoras.
En este marco, la Asamblea General de la ONU invita a los gobiernos, organizaciones internacionales y ONGs para que todos los años como parte de la concientización, coordinen actividades encaminadas a detener el daño físico, sexual o psicológico, y las amenazas, coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto en la vida pública como en la privada.
En el año 2021, ONU Mujeres México, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres y la Campaña Únete ha reportado datos, como:
• El 43.9 por ciento de las mujeres en México ha enfrentado agresiones a lo largo de su relación con el esposo, pareja actual o la última pareja, y el 53.1 por ciento sufrió violencia por parte de algún agresor distinto.
• Agosto de 2021 ha sido el mes más violento para las mujeres, se han registrado 108 feminicidios.
• Hasta septiembre de 2021, 762 mujeres han sido víctimas de feminicidio.
Será importante que desde lo social, se hagan labores de concientización contra la violencia, finalmente esto debería ser parte de la cultura, y su tarea tendría que ser regular los vínculos entre los seres humanos, ya que la hostilidad y la agresión aparecen muchas veces sin control y en este caso específico, sobre la violencia hacia las mujeres.
Es necesario mantener una posición crítica frente a lo social, para evitar caer en posiciones paternalistas que conciban a la mujer como víctima, pues puede que ahí encuentre un lugar en la sociedad y se presente como “mujer víctima de maltrato”. Esto puede impedir que abandone esta posición, y dé por hecho que este es su trágico destino, sin oportunidad de hacer nada, lo que imposibilita que se dé cuenta del intercambio violento con la pareja.
La violencia hacia las mujeres también se tiene que explicar desde la realidad psíquica, indagar en la narrativa del caso por caso, en la singularidad de cada mujer y trabajar sobre la instancia inconsciente, responsable de que en diversas circunstancias quede atrapada en una dependencia “amorosa” acompañada de maltrato. Esta indagación es imprescindible para que se produzca un movimiento y así evitar estas relaciones destructivas.
Todo esto es muy delicado, porque es fundamental no caer en la tendencia a responsabilizarlas de la violencia de la que son víctimas las mujeres, hay que tener cuidado de no normalizar la agresión y señalarlas a ellas como culpables. Tengamos presente que en las mujeres en situación de violencia, puede haber un cambio, sí se trabaja en ello.