El concepto de salud mental presenta mucha controversia en cuanto a su definición y a su campo de acción. Son muchas las áreas científicas que se refieren a él y tratan de definirlo de la mejor manera. La medicina y dentro de ella la psiquiatría es la rama que más se ha ocupado de éste.
Sin embargo, su abordaje ha sido hasta no hace mucho, reducido a los criterios netamente médicos y cuando se refería a salud mental, se terminaba hablando de enfermedad mental, al punto de llegar a homologar estos conceptos en sus escritos y en cuanto a la atención se refiere.
La prevención y la promoción de la salud mental también estaban dirigidas a evitar problemas de enfermedad mental antes que a incentivar la mejora en la calidad de vida de las personas.
Por este motivo debiera existir el interés por los profesionales de la Salud Mental en recuperar, o comprender desde otro ángulo, el concepto de salud mental planteado específicamente por la psicología, con la finalidad de mirar diferente el hecho de considerar a la salud mental como la ausencia de síntomas o enfermedades, sino simplemente como una necesidad de todas las personas, sin importar el nivel al que llegan sus capacidades, ya que todo ser humano se puede realizar en la medida de sus potencialidades, es decir en un afán correctivo más que preventivo.
Lo anterior ilustra el reto que nosotros los profesionales de este ámbito debemos ejercer en la sociedad, y recurrir sin lugar a dudas a la máxima “Mente Sana en Cuerpo Sano”, (cita de la Sátira X escrita por el italiano Décimo Junio Juvenal en el siglo I a.C), alude a un conjunto, a una integralidad, no a entidades separadas, constituye una armonía que nos permite continuamente estar bien – bienestar, otras posturas dirían homeostasis.
Cabe mencionar, que este día se celebra en un momento en que nuestras vidas cotidianas se han visto considerablemente alteradas como consecuencia de la pandemia del COVID-19.
Los últimos meses han traído muchos retos para la humanidad, un proceso adaptativo se cierne entre nosotros, la ansiedad sobre el futuro; los medios de vida se ven amenazados para el ingente número de personas atrapadas en la pobreza o en entornos humanitarios frágiles con muy poca protección; y para las personas con afecciones de salud mental, muchas de las cuales están todavía más aisladas socialmente que antes, por no hablar de la gestión del dolor de perder a un ser querido, a veces sin haber podido despedirse.
Definitivamente es una época de cuestionamientos, ¿qué acciones se deben implementar para que la salud mental abandone el terreno de lo oculto e inapreciable?, ¿cómo lograr que se cumpla el tercer objetivo de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades?, o bien, ¿qué estrategias son las que se tienen que implementar para que el derecho a la protección de la salud mental, como enfatiza la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, sea una realidad y no solo una utopía?, ¿Qué puede hacer un profesional de la salud mental desde su trinchera?
Obviamente dar respuesta a estas interrogantes requiere de una honda reflexión, ¿cuál es la tuya?