El prodigio

El Prodigio es una película basada en el libro de Emma Donoghue del mismo título, dirigida por el cineasta Sebastian Leilo, quien nos introduce a la trama desde el set de producción, como sí se tratara de una obra de teatro, en donde una voz nos alerta diciendo que no se trata de entender, sino de creer, para después adentrarnos al escenario de la Irlanda de 1862, en donde una enfermera británica llamada Lib Wright (Florence Pugh) viaja a un pueblo pequeño acompañada de una monja para vigilar por dos semanas el caso de Anna O’Donnell (Kila Lord Cssidy),  una niña de 11 años que no ha comido en cuatro meses, pero permanece viva milagrosamente, situación que es cuestionada por los miembros del comité: Iglesia, ciencia y pueblo. 

Visitantes curiosos y un periodista se encuentran en el pueblo para ver a la niña prodigio. La pregunta que plantea esta trama, es: ¿Alberga el pueblo a una santa que sobrevive con el “maná del cielo” o existen otros motivos terrenales por los que sobrevive la niña? 

Anna no come, porque con ello, un alma será liberada del infierno: su hermano que está ardiendo, pues cometió incesto en prejuicio de ella. La madre instaura en Anna la culpa por la que el hijo enfermó y murió. 

En este contexto, lo que se muestra es la transgresión a la prohibición del incesto que será puesto en escena entre las creencias y el secreto de la familia, y la razón de la enfermera, quien está al pendiente del estado de salud de Anna. 

Algo muy valioso de esta trama es que Anna, a través de la ayuda de Lib, rompe con la transgresión, al aceptar que el hermano faltó a la prohibición del incesto, hecho que la familia calla, y para lograrlo tiene que morir y dar lugar a que nazca una niña nueva: Nan. Con ello, borra toda evidencia de la niña milagro, para enfrentar una nueva vida. 

El incesto está cruzado por la dualidad de razón y creencia: se cree o no se cree, recordemos que tanto la realidad fáctica como la realidad psíquica (fantasía), tienen lugar en el sujeto. 

Reseña: