Día de los niños héroes
El 13 de septiembre de 1846, el presidente norteamericano James Polk declaró la guerra a México con el objetivo de apoderarse de Alta California, Nuevo México y otros territorios del norte de nuestro país. El ejército estadounidense llegó hasta la ciudad de México para consumar la guerra que habría de costarnos la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio.
La batalla de Chapultepec pertenece a la última parte de esta guerra. La madrugada del 12 de septiembre de 1847 los sodados estadounidenses bombardearon el Castillo de Chapultepec teniendo como resultado un efecto devastador; accedieron al castillo al amanecer del 13 de septiembre teniendo una lucha cuerpo a cuerpo con los miembros del ejército mexicano. La historia guarda memoria de 6 de nuestros cadetes a quienes recordamos como los Niños Héroes: Juan Escutia, Vicente Suárez, Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez, Agustín Melgar y el teniente Juan de la Barrera, quienes entregaron su vida en el asalto al Castillo de Chapultepec.
La intervención estadounidense concluyó con la firma de los Tratados de Guadalupe-Hidalgo, en los que México cedió más de dos millones de kilómetros cuadrados de territorio a Estados Unidos a cambio de 15 millones de pesos.
En México el reconocimiento a los jóvenes conocidos como Niños Héroes surgió tardíamente, ya que pasaron más de 3 décadas antes de que se institucionalizara su celebración. Fue hasta 1881 cuando comenzó la conmemoración como parte de las fiestas patrias en honor a los valientes cadetes.
El general Sostenes Rocha – exalumno y entonces director del Colegio Militar -, solicitó al presidente Manuel González, fondos para erigir finalmente un monumento a los Niños Héroes, que fue inaugurado el 13 de septiembre de 1882. Se trata de un pequeño obelisco de unos seis metros de altura, que a sus costados tiene grabados los nombres de los cadetes. A partir de ese momento, las ofrendas florales a los Niños Héroes se depositan en ese lugar.
La imagen del héroe que entrega la vida a su pueblo, cumple una necesidad fundamental, pues da cohesión y unidad a nuestro pueblo y resalta la importancia de la defensa de nuestro país.
Las autoridades educativas federales saben muy bien que la conducta de estos cadetes es un ejemplo paradigmático y la mejor introducción a la educación cívica de la niñez y de la juventud mexicana, Vemos como el ejemplo de los Niños Héroes logró exaltar los valores – sentido del deber, honor y lealtad – que encarnan los 6 cadetes no son exclusivos del universo militar, sino extensivos al conjunto de los individuos que componen la sociedad mexicana.