A lo largo de la historia de la humanidad han ocurrido muchas Guerras por la Independencia de los pueblos. Pueblos conquistados por la voluntad de apoderamiento y la voracidad propia de la raza humana. Es que para el humano parece que nunca es suficiente. El narcisismo patológico los lleva a desear y a disponer de todo lo posible; no solo quieren extender su territorio sino dominar, imponer sus leyes, sus costumbres, su forma de vida.
Las Guerras de Independencia han tenido por consecuencia ríos de sangre, muertes, injusticias, crisis de todo tipo, sin embargo, indudablemente, los conquistados han decidido librar la batalla porque la libertad lo vale.
El 4 de julio los norteamericanos celebran su Día de la Independencia con todo tipo de actividades y festejos; destaca la explosión de espectaculares fuegos artificiales. No es para menos, es un gran triunfo liberarse de los conquistadores.
Estados Unidos no era en el tiempo de la conquista el que es ahora. Estaba constituido por 13 colonias que tenía Reino Unido en la costa este de América del Norte y que fueron fundadas por británicos que, por cierto, también tenían en la actual Canadá y el Caribe. Pero llegó el momento de las diferencias. Los habitantes de estos pueblos comenzaron a colaborar en conjunto y cultivaron un sentido de identidad. Los impuestos que Reino Unido decidió cobrar a sus colonias, fueron sumamente impopulares porque ni siquiera tenían representación en el Parlamento de Londres y claro, cimentaron la rebelión posterior. En las colonias también hubo escisiones: Los llamados Loyalists, que eran fieles a la Corona británica y los “Patriotas”, que querían la independencia.
La Guerra de Independencia de Estados Unidos comenzó el 19 de abril de 1775 y terminó el 3 de septiembre de 1783. La declaración de independencia la llevó a cabo Thomas Jefferson. La versión final se presentó al Congreso el 28 de junio de 1776 y el voto para la misma se ganó el 2 de julio; sin embargo, el documento se imprimió hasta el 4 de julio, de ahí la fecha de celebración. De cualquier modo, esta declaración no puso fin a la guerra con los ingleses que en realidad terminó hasta 1783 y los británicos ratificaron la declaración de paz en 1784.
¡Qué ironía! EU, el país más poderoso del mundo luchó como tantos otros por su independencia; imposible soportar la conquista, la imposición, el abuso y con frecuencia la tiranía que se observa en el proceder de los conquistadores; fue el caso de España en la conquista de nuestro país, México. Ironía porque lo que se celebra con la independencia son las libertades de los ciudadanos, la existencia por derecho propio, la bandera izada porque nos distingue de los demás; el propio himno nacional que define los principios y valores de un pueblo, diferentes a los de otros y claro está, quizá lo más importante: Las libertades individuales.
Y, ¿No acaban de arrebatar los derechos sobre su cuerpo y reproducción los ministros de la Suprema Corte de los Estados Unidos de América a las mujeres? ¿No acaban de conquistar de manera violenta y tiránica cuerpos que no les pertenecen? ¿No acaban de violentar con la Ley que ellos mismos redactaron a la mitad de la población estadounidense? Imposición retrógrada. ¿No será que estos hombres y sus aliadas temen a las mujeres y su poder? Así, necesitan destruir, sepultar en un día lo que por años se ha construido, no sin enorme esfuerzo. ¿Y la libertad de las mujeres? Y, otra vez mi pregunta de siempre: Si fueran hombres los que pudieran generar vida, concebir, pues, ¿Permitirían que grupos poderosos de mujeres, con algunos hombres aliados decidieran sobre la interrupción o no del embarazo de ellos? La respuesta es obvia: No. Dirían, – y con razón – “es cosa de hombres; ustedes ni siquiera pueden concebir”.
Así que lo que están festejando nuestros vecinos del norte el lunes 4 de julio son las libertades de hombres blancos, heterosexuales, conservadores y de preferencia, millonarios, así que nada que festejar en especial, porque esa libertad ya la poseen, la celebran diario; las que han quedado despojadas de su libertad y conquistadas en su cuerpo y derechos reproductivos, son las mujeres y seguramente, más que nada, las más pobres o, por decirlo suavemente, las no blancas.
Disfruten su fiesta, vecinos.