La Dra. McDougall nació en Nueva Zelanda, su madre fue una inglesa que emigró a esa tierra para casarse con su padre que era neozelandés.
De pequeña solía viajar con su padre y su madre a casa de sus abuelos a una isla al sur de Nueva Zelanda. Ellos tenían allí una granja en la que criaban, entre otros animales, vacas Jersey. La leche de esas vacas provocaba en la pequeña Joyce una urticaria tan llamativa que toda la familia hablaba de ella, ya que curiosamente cuando bebía la misma leche en otro lugar no le producía absolutamente nada.
Aún siendo tan pequeña, ella sabía que la razón de esta afección no era la leche de las vacas, sino la presencia de su abuela a la cual no quería en absoluto ya que la trataba con gran indiferencia.
Así, da la impresión de que desde pequeña Joyce McDougall tuvo conocimiento de que se trataba de una psicosomatosis y lo refería así: “Tenía cinco años cuando descubrí que el cuerpo tiene su propio lenguaje”. (Teatros del cuerpo, Cap. I)
También es importante destacar que la Dra. McDougall era una apasionada del arte y del teatro, probablemente de ahí el nombre de su obra “Teatros del cuerpo”. De hecho, estando en el club de teatro de la Escuela Normal de la Universidad de Otago conoció a Jimmy McDougall, quien sería su marido y con quien tuvo dos hijos.
La familia McDugall se fue a vivir a Inglaterra para continuar sus estudios, Joyce en Psicoanálisis y su esposo en educación de adultos.
En dicho país nuestra autora conoció a Anna Freud con quien se formó durante un tiempo, sin embargo también tuvo la influencia de Melanie Klein, Winnicott, Bion y Lacan. A este último lo conoció ya que después de dos años de permanecer en Londres, su esposo consiguió un trabajo en la UNESCO, en París y ahí establecieron su residencia.
Una vez en la capital, McDougall se encontró con que la Asociación Psicoanalítica Francesa se estaba dividiendo. A pesar de su poco dominio del idioma se entrevistó con Lacan y con Nacht para decidir a quién seguir. Finalmente optó por quedarse – al igual que su analista didáctico de entonces, el Dr. Schlumberger – en la Sociedad Psicoanalítica de París (S.P.P.)
Establecida su residencia en Francia con su esposo e hijos, fue convocada por el Dalai Lama a viajar al Tibet para hablar sobre lo que era el psicoanálisis y que ella pudiera explicarle algunos términos psicoanalíticos como el inconsciente y la represión.
Finalmente el Dalai le preguntó ¿Por qué las personas quieren psicoanalizarse? a lo que Joyce McDougall contestó: Las personas quieren psicoanalizarse porque tienen problemas, sufren y no saben cuál es la causa de ese sufrimiento. Nosotros los acompañamos a descubrir esas causas.
Lo que sin duda ha hecho de esta gran mujer alguien excepcional es que desde su propia vivencia y sufrimiento quiso estudiar para poder ayudar a las personas a entenderse. y así cómo lo dice en su libro “Alegato por una cierta Anormalidad” : “Cada hombre en su complejidad psíquica es una obra maestra, cada análisis es una odisea”.