La responsabilidad de la mirada 

¿Que significa ver u observar algo? ¿Como interpretamos lo que vemos? ¿Que relevancia tiene la mirada de un espectador en el fenómeno que esta sucediendo? ¿Como se estructura la visión a travez de la mirada? Todas estas preguntas corresponden a las políticas que conlleva el acto de mirar algo; esto no es cosa solo de la percepción, sino que implica todo un desarrollo funcional de aquello que se vuelve real en tanto esta presente para la mirada. Primero hay que tener presente una diferencia fundamental: aquello visto de lo que no es visto. En el caso de aquello que vemos, podríamos clasificar sus variables de: “aquello que es observado”, “visto” o “mirado”; podría ahondarse muchísimo mas en las complejidades de cada una, pero la finalidad de este texto no es dirigirse hacia ese punto, sino delimitar “lo que se ve” como aquello que no conlleva una conciencia o intención; en tanto que “lo que miramos” es un acto de decisión. Por ejemplo, cuando salimos a la calle vemos muchas cosas(autos, animales, calles, personas), pero aunque las vemos quizás no es una decisión per se hacerlo, sino un acto propio de lo que conlleva desplazarnos por un espacio y la necesidad de tener esos objetos visualizados para que no impliquen un riesgo; en cambio, cuando miramos a una persona, la decisión de hacerlo conlleva la voluntad de hacerlo.  Sin embargo queda pendiente “aquello que no se ve”, que es un criterio aun mas pobre que el acto de ver en tanto percepción, es decir: “lo que no se ve”, parece no existir. 

Entonces el acto de percibir algo, conlleva su verificación respecto a su existencia, porque es existente en tanto se puede verificar como algo que es percibido por los sentidos. Esto suscita un debate importante clásico: ¿aquello que no percibimos existe? Lo que nos remite al viejo cuestionamiento clásico de la filosofía que reza: “Si un árbol cae en el bosque y no hay nadie para escucharlo: ¿hace ruido?”. El tratamiento para este cuestionamiento ha tenido diversas variables de acuerdo al abordaje filosófico que se le dé, porque para un empirista, que le da mayor peso a la experiencia, si esta no es llevada a cabo, por lo tanto no existiría, sin embargo para un racionalista esto no necesariamente seria así, porque la existencia de un fenómeno va mas allá de que se pueda o no percibir, por lo tanto lo importante es el concepto de la existencia de un árbol que cae como para considerarlo como algo posible. Para Berkeley desde el idealismo la respuesta se sostiene en que “el ser es percibido”(esse est percibi), por lo que afirmará que el árbol no ha producido un sonido porque no hay alguien para percibirlo; sin embargo el realismo sostendrá que la existencia de las ondas sonoras por su cualidad física son independientes de que haya un oyente, de manera que aunque el concepto de ruido sea ligado a la percepción ese ruido seguramente existe como parte de un fenómeno físico. Por lo tanto la percepción parece ser un factor decisivo en la forma en la que entendemos la realidad y al mismo tiempo como esta realidad se construye por medio de los fenómenos que ocurren en ella. 

¿De que depende que tengamos la decisión de observar algo? Como proceso psicológico básico , en tanto percepción, la observación es todo acto consciente y voluntario que llevamos a cabo por medio de los sentidos para identificar o analizar cierto fenómeno que ocurre en nuestro entorno. Pero para que este proceso se lleve a cabo también es indispensable que la persona observado previamente tenga el interés de  hacer una observación determinada sobre aquello que será visto esto nos lleva a una idea importante: lo que se mira es primeramente algo que se desea. Entonces, ¿Que relación existe entre la mirada y el deseo? Lacan en el seminario XI nos advierte diciendo: “Lo que miro no es lo que quiero ver. Lo que quiero ver es la mirada”, con esto podemos entender tres cosas fundamentalmente: lo que vemos no se resume al acto del ojo de percibir imágenes y decodificarlas como objetos que estamos observando; en segundo lugar, aquello que observamos es producto de nuestra interacción con el deseo, es decir, vemos lo que deseamos ver, porque nuestra mirada esta constituida por ello; tercero, la mirada como acto del deseo es también parte de aquello que esta asentado en el inconsciente.  Otro aspecto relevante que surge de pensar en la mirada como una consecuencia del deseo, es que aquello que miramos es un acto volitivo, o sea que es nuestra voluntad la que intercede para llevarlo a cabo, por ende es un acto en el que se toma la decisión de mirar. 

Hay otro punto importante a esclarecer en este punto: si la mirada del observador es un acto volitivo ¿hay algo de responsabilidad en el acto de mirar? Para el filosofo Emmanuel Lévinas el rostro del Otro nos interpela de forma inmediata y absoluta a emitir una respuesta, puesto que la mirada de otra persona es una manifestación de su vulnerabilidad y una exigencia ética. Por eso en su libro Totalidad e infinito menciona: “La mirada, desde el momento en que el otro me mira, yo soy responsable de él sin ni siquiera tener que tomar responsabilidades en relación con él; su responsabilidad me incumbe.” Por lo tanto, aquello que observamos es un compromiso ético,  la mirada en tanto algo que deseamos es a la par también un acto en el que nos estamos haciéndonos responsables sobre lo que estamos mirando.  

¿Que estamos haciendo mientras miramos un genocidio en Gaza? ¿Que responsabilidad conlleva como personas humanas el acto de observar la matanza de mas de 18,500 niñas y niños palestinos? Las redes sociales, las noticias y los medios virtuales constantemente nos informan y nos permiten mirar hacia una realidad desastrosa que esta acabando de una forma inhumana con la vida de miles de personas por medio de usar el hambre, la enfermedad y las carencias como arma de guerra. Ver lo que sucede nos hace responsables, la mirada es una maldición y así como la esposa de Lot es castigada por Dios convirtiendo en una estatua de sal al ver la destrucción de Sodoma y Gomorra, aun a pesar de la advertencia de Dios sobre no voltear, así permanecemos tratando de no observar la destrucción de un pueblo, intentando no mirar aquellas personas que están sufriendo: hambre, enfermedades, amputaciones, traumas, muerte, etc. Si la mirada implica una responsabilidad para con el otro, es en este caso y en muchos mas donde erradicar la indiferencia de nuestra mirada puede hacer que haya un cambio y exigir un trato justo para aquellas personas(humanas y no humanas) que estén viviendo alguna forma de violencia. Mirar nos hace atestiguar aquello que sucede, pero al mismo tiempo nos convierte en cómplices al no hacer nada por buscar un cambio. 

Referencias bibliográficas 

Copleston, A. F. (1992). Historia de la filosofia IV. Ariel.

Lacan, J. (1991). Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentos. Ediciones Paidos Iberica.

Lévinas, E. (2002). Totalidad e infinito: Ensayo sobre la exterioridad (D. Guillot, Trad.). Salamanca: Sígueme. (Obra original publicada en 1961)

Análisis: