Psique y Cine: Lazzaro Felice
Esta película me recordó mucho a otros autores como Igman Bergman o Buñuel, por las metáforas y los encuadres de la cámara, las formas de hacer visual lo que a veces sólo se puede decir con palabras en la poesía. Me gustó mucho la belleza física de Lazzaro la inocencia de sus ojos y sus rasgos, era como un niño eterno, obediente, crédulo, ingenuo, tanto que por momentos al inicio de la película me hacía pensar que quizás tenía algún tipo de retraso mental. Luego me di cuenta que era una metáfora, Lazzaro encarna todo lo que no le funciona al sistema de producción masivo neoliberal o capitalista: lo bello, lo natural, lo simple, lo diferente, lo genuino.
Lazzaro era tan bueno que, aunque los otros aldeanos le cargaran la mano y quisieran propasarse con él no podían hacerlo, era como golpear a un bebé, algo imposible. Regresando a la metáfora, vemos como la gente del pueblo perteneciente a la Marquesa son explotados, cegados de una realidad aparentemente inminente, ellos vivían en otra época no sólo por sus vestimentas, por los roles de obediencia y sumisión que estaba dispuestos a perpetuar quién sabe hasta cuándo; esta gente representa una enorme cantidad de la población mundial que vive en la ignominia, en la ignorancia total de sí mismos, de su calidad de humanos, que lamentablemente es muy vigente y lo es porque al sistema le conviene que existan, porque sin ellos el sistema de producción no sostiene la riqueza de la minoría.
La escena del banco en la que Lazzaro aparentemente va a asaltar, pero él sólo quiere pedirles que le regresen a su amigo su dinero, es muy fuerte, lo muestra un poco como el “loco de la calle” que dice incoherencias, que da miedo por ser diferente, pero es inofensivo, que da pena y lástima, pero nadie va a ayudar jamás; después viene la furia de la gente contra el enemigo encarnado en lo diferente, en lo que no entienden y no están dispuestos a tolerar porque los saca de su rutina, de su comodidad de vida repetitiva sin cuestionamientos, de su zona segura de rebaño; lo señalan como el mal encarnado en un ladrón que está dispuesto a recibir toda la furia que esta gente tiene acumulada debido a su frustración, Lazzaro lo recibe, así como todos los diferentes reciben el señalamiento de las masas que desean continuar su vida de enajenamiento sin ser cuestionados, ni molestados, ni interrumpidos.
Lazzaro va a la iglesia y se roba la música, la música sacra que es lo que representa a Dios en la tierra, como si las monjas egoístas no la merecieran, él la toma, la absorbe, la música lo sigue, feliz de encontrar la pureza del chico.
Lazzaro se da cuenta de la maldad y del dolor que ésta causa, decide partir, morir, es mejor morir que vivir en un mundo destruido por el consumo, en un mundo en el que lo único que vale es el dinero.
Viene el lobo, me recordó a El lobo estepario, esa libertad, la naturaleza negada y siempre añorada, la libertad de ser seres humanos sensibles, piadosos, amorosos, de querer ser libres de un sistema social y económico opresor, que no da tregua: el humano necesita de la sociedad para sobrevivir, y la sociedad lo requiere domesticado para prosperar.
Lazzaro es un hombre libre.
Ficha técnica
Título original:
Lazzaro Felice
Año:
2018
País:
Italia
Dirección:
Alice Rohrwacher
Reparto:
Adriano Tardiolo, Nicoletta Braschi, Alba Rohrwacher y Sergi López
Género:
Drama, tragicomedia y fantasía