Psique y Cine: No dejes de mirarme
Podría decir que esta película metafóricamente es como un diamante, con muchas aristas y vértices desde los cuales se puede reflexionar respecto diversos temas y asuntos. Acá el enfoque será en una de esas aristas o tal vez, un par de ellas. Claro, desde un lente psicoanalítico.
Sí, hay spoilers. Son completamente necesarios para pensar este film; sin embargo, nunca la descripción de una escena alcanza la experiencia de ver la película con las imágenes, el contexto y, sobre todo, el acompañamiento de la orquesta que genera la música de fondo. Por ello, que sea este texto a la vez una seductora invitación a mirar la película.
Lo que me llevó principalmente a elegirla para reseñarla, es la potencia que se transmite en cada una de las escenas con su fotografía y la música que la acompaña. Crean sensaciones. Así que dado el interés que me mantiene vigente con el psicoanálisis, en esta película ocurre eso que es tan difícil de poder comunicar con palabras: Un saber no sabido1. Y el cual, sin embargo, se muestra muchas veces con metáforas, y qué preciosa forma de hacerlo a través del arte.
La memoria del mundo, memoria histórica, memoria colectiva o simplemente Historia, encuentran algunos de sus referentes en las coordenadas del tiempo que en las expresiones artísticas van quedando a su paso. Registros de pintura, escultura, partituras de música, frescos; mismos que también dan cuenta de las experiencias de la humanidad desde las más atroces hasta las más bellas. Pero la historia singular, esa que hacemos cada vez que acudimos al analista a relatar lo más íntimo de nuestra historia, relatos que nos fueron y continuamos subjetivando, reconstruyendo, hechos que a nadie más convoca sino a nuestra memoria (la de la razón, la del cuerpo y, aún más, la de los registros de lo inconsciente).
Ahora, en las experiencias como las de los efectos de la ideología del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, se deja en muchas de las historias singulares un común doloroso marcado con las pérdidas. Y retomo aquí el concepto que propone Pierre Nora2 Memoria Histórica: el esfuerzo consciente de los grupos humanos por encontrar su pasado, sea este real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto. Lo que asistimos a presenciar es a un protagonista que crece en medio de la dominación por el Führer y la transición al dominio soviético.
En una época donde la pintura se considera muerta, revivirla, a modo de fotografía hecha pintura, borrosa, éste último detalle le imprime un acento bello, como quien en sus memorias recuerda una imagen, como fotografía, así, borrosa, como un sueño. De este modo, trayendo la teoría psicoanalítica recordemos que el descubrimiento de Sigmund Freud, es el inconsciente3 y el sueño es la vía regia hacia él, así como la forma en que se manifiesta: lapsus, actos fallidos, chiste, síntomas y sueños.
Los dos personajes que dan el sustento al filme son el pintor Kurt Barnert (Tom Schilling), y su tía Elisabeth (Saskia Rosendahl) así como lo que considero es el hilo conductor de una sutileza hermosa es la frase a modo de sublevar en un futuro próximo: No dejes de mirar (…) Todo lo que es real es bello. Porque es con la mirada con la que el pintor Kurt reelabora las pérdidas. Del mismo modo es que pensamos desde el psicoanálisis que un sujeto sólo surgirá el día que enfrente la herida que lo instaló en el mundo, el día que haga de esa herida una articulación deseante. Y eso lo logra cuando al enfrentar la academia, las vanguardias del arte más conceptual, Kurt recupera la pintura por la exigencia del Professor Antonius van Verten (Oliver Masucci) cuando lo interpela “¿Qué eres tú?” Y no fue cualquier demanda, el Professor le relata su experiencia, de la herida que le reubicó en el mundo. Acá conviene destacar que no fue por la simpatía del profesor para con su alumno la que permitió que el mostrara su herida, sino que algo en su escucha captó que el pintor que tenía enfrente procedente de Dresde contenía heridas de otro modo, pero no sin desgarre. Y esto pudo resonar cuando en clase la participación de Kurt para aportar algo inicia con la vanalidad de la no significación de nombrar números aleatoriamente, pero cuando esta enunciación significa el premio mayor en la lotería cobra un giro distinto, un significado, y finaliza con lo siguiente: “Adquieren una cualidad verdadera, casi hermoso”
Atendiendo entonces al hilo de la mirada, no es cualquier mirada es que le dirige el profesor. Los compañeros en la academia le habían compartido que el profesor era quien determinaba quien accedía a la misma, y su excentricidad era tal que nunca miraba los trabajos de sus alumnos. Cosa que Kurt comprueba, cuando en su entrevista el Professor le dice que un requisito es que nunca le pida que mire nada de lo que haga ya que en todo caso “tú eres el único que sabe si es bueno o malo”. Hecho completamente significativo para el protagonista, quien estaba hasta ese momento en la búsqueda de la singularidad de su trabajo.
Ahora bien, ¿cuáles son los eventos que marcan la vida de Kurt? Sin duda son muchos, pero como señalé al inicio de este escrito, su tía Elisabeth (Saskia Rosendahl) es el personaje clave en la historia. Su participación es breve pero contundente al inicio. Elisabeth es de una sensibilidad majestuosa para el arte, la cual transmite a su sobrino. Dicha sensibilidad hace un quiebre psíquico (después llamado esquizofrenia simple) frente a los hechos sociales en los que se encuentran inmersos, no sólo no poder hablar libremente por la calle para manifestar su pensamiento y su inconformidad por los hechos de los cuales su familia es víctima por la ideología Nazi. Y al mismo tiempo no poder negarse a participar en los eventos públicos, no es menor que la forma en que la vida psíquica se defiende sea a través de la locura.
Ella tiene que acudir como todas las señoritas a un desfile por donde pasara el Führer, le asignan el ramo de flores para que sea ella quien se lo entregue en su propia mano, llegado el momento, ella ve, que él la mira, y aunque sean unos instantes eso provocó algo en ella, se muestra como en estado de shock mismo estado que se enfatiza cuando el resto de señoritas en el evento se arrojan hacia ella para felicitarla con miradas de asombro. Terminado el evento, lo cual se interpreta así, por la ropa en el suelo junto al banderín nazi que le entregaron los escoltas del Führer, ella se encuentra desnuda tocando el piano, y se da cuenta que entra su sobrino quien tiene seis años y acá lanza la consigna “No dejes de mirar” en esta escena le explica a Kurt tal vez a modo de delirio acerca del sonido de la nota La (hecho que puede tener un puente con otra escena donde el sonido de los claxon al unísono de los autobuses de transporte público tiene un efecto placentero para ella, es decir algo se gesta con el sonido en su experiencia psíquica de Elisabeth) sitúa el efecto absoluto de la nota La “Contiene todo el poder la música, de la vida misma, del universo entero, la gente busca el código del mundo, aquí esta, el La sobre el Do, central del piano, puedo tocarlo donde sea” y el quiebre se pone en juego cuando toma un envase de vidrio y lo azota contra su cabeza, “¿lo oyes? La… la…” su cabeza comienza a sangrar. La encuentran así su mamá y su hermana y lo que ella responde es: “Estoy tocando para el Führer”.
Frente a los diagnósticos que aún en la actualidad continúan con su función de etiquetar y ofrecer identidad, ella fue etiquetada con el diagnostico de esquizofrenia simple, patología junto con muchas otras consideradas como indeseables para la raza aria, motivo suficiente para ser eliminadas y arrancadas de la vida. Mientras eso tomaba lugar, cabe hacer mención que algo de la llamada locura muestra una sensibilidad frente al mundo que se tiene acceso, ya que cuando Elisabeth está frente al médico que la condenará minutos más tarde, le señala por medio de una foto, lo siguiente: “¿Es su esposa? Se ve que no la soporta, me doy cuenta por su postura… Hecho que se confirma por la reacción al final del médico, quien no solo la reporta, sino que voltea el portarretrato.
De estas reacciones, en las que el cuerpo es el que habla, donde las palabras enmudecen para dar paso a la potencia del sentido en las miradas, y los movimientos que por pequeños que puedan ser son de un una dimensión superior. Reacción que encontrará Kurt cuando su suegro Professor Carl Seeband (Sebastian Koch) se encuentra frente a la obra de su yerno, donde sin mediación de la palabra, el efecto se hará evidente por la reacción brutal de su cuerpo, un cuerpo todo el tiempo, contendido, rígido, que frente al vuelco inadvertido, hará que el efecto de su reacción sea casi quebrarlo, sale del lugar temblando, después de observar la serie al azar que en ese momento cobró significación. Aparentemente Kurt no sabía lo que había pintado, ni el suegro sabía si el otro sabía. Nadie sabía, sin embargo estaban ahí, y recuperando las palabras de su tía Elisabeth, todo lo real es bello, trasladando lo real como verdad, la verdad que se plasmó en esos cuadros que por horrible que fuese para el suegro, fue hermosa para quienes veían en esa nueva forma de pintura el florecer de una verdad, aunque no fuese agradable, sino sublime.
En el trabajo de historizarse cada uno tiene su propio después para intentar comprender y soportar lo insoportable, sin que por ello historizar sea una recuperación exacta de las experiencias pasadas, a lo que Tzvetan Todorov ha llamado Los abusos de la memoria: “sin duda todos tienen derecho a recuperar su pasado, pero no hay razón para erigir un culto a la memoria por la memoria; sacralizar la memoria es otro modo de hacerla estéril”. Porque sabemos, con Freud, que el modo en que la verdad subjetiva se va a alojar es ahí: en los tropiezos del recuerdo, en los desvíos del relato del sueño, en el fracaso del absoluto recordar.
1. Es el saber del inconsciente. Es un saber sobre el cual no tiene acceso la consciencia.
2. Historiador francés conocido por sus trabajos sobre la identidad francesa y la memoria.
3. Denominaremos inconsciente a aquellas representaciones latentes de las que tenemos algún fundamento para sospechar que se hallan contenidas en la vida anímica.
Ficha técnica
Título original:
Werk ohne Autor
Año:
2018
País:
Alemania
Dirección:
F. Henckel von Donnersmarck
Reparto:
T. Schilling, P. Beer, S. Koch
Género:
Drama