25 de noviembre: Nombremos la violencia hacia la mujer
La violencia contra la mujer tiene que ser nombrada, gritada, pensada, es decir, visibilizada. Porque el simple hecho de “ser mujer” nos coloca en un mundo en el cual somos vulnerables.
Nuestro cuerpo nos sumerge en discursos violentos, no sólo los golpes duelen, las palabras fuertes hieren. Son también las violencias pasivas las que se inscriben en el cuerpo. Hemos escuchado que las niñas deben ser “tiernas, amables, obediente…”, algo que de primer momento no se escucha violento. Pero que immerse las subjetividades femeninas en roles de género pasivos, sumisos, frágiles y que necesitan siempre el cuidado del otro.
El cuerpo de la mujer es violentado no sólo por el género masculino entre nosotras también reproducimos estas violencias generacionales, las cuales se tienen que ir resignificando. Para hacer valer nuestro cuerpo más allá de la condición biológica.