Psique y Cine: Veneno para las hadas
Verónica es una niña huérfana que vive con su abuela y nana, ha comenzado a entablar una amistad con Flavia, una compañera del colegio.
Las dos niñas resultan ser completamente opuestas en sus personalidades; mientras Flavia habla sobre cuentos de hadas y princesas, Verónica, por su parte, gusta de las historias de brujas, tan es así que se piensa una de ellas. Constantemente platica sobre pócimas y hechizos, provocando el miedo de Flavia, quien debido a la presión de su amiga, cede ante todas sus peticiones y caprichos.
Con un final diferente, esta cinta plasma un valioso material de interpretación, desde la envidia y voracidad que Klein explica profundamente como métodos de destrucción o defensa, surgidos ante la frustración de no poseer lo que es deseado, así como una serie de fallas en el ambiente-madre, en el holding y función de la mirada que Winnicott describe como esencial para una adecuada formación del yo. Padres y madres ausentes, indiferentes; incluso ningún adulto muestra el rostro, como un ejemplo de no dirigir miradas, muestras de afecto, ni atención a las pequeñas.
Con un final que deja entrever la dualidad de la que todo humano viene dotado desde su nacimiento, Veneno para las hadas, es sin duda una película que permite analizar algunas conductas infantiles desde un enfoque psicoanalítico.
Ficha técnica
Título original:
Veneno para las hadas
Año:
1986
País:
México
Dirección:
Carlos Enrique Taboada
Reparto:
Ana Patricia Rojo, Elsa María Gutiérrez, Leonor Llausás y Carmen Stein.
Género:
Horror