En el prefacio del libro “Heidegger y los judíos” de Donatella Di Cesare se puede encontrar una reflexión en torno a las posiciones o caminos que han seguido los lectores de Heidegger con respecto a su antisemitismo, la autora señala dos vías que por lo general son las recurrentes ante tal problema, o bien se opta por una “indagación moral” con la cual se revisa tramposamente la obra de dicho filósofo o por otro lado se hace un “como si nada” justificando el antisemitismo haciendo alusión a que era un periodo de la vida de este pensador y en su defecto separando vida y obra, con lo cual se remite a su relación con los judíos de manera aislada a su filosofía (2017, Di Cesare: 12).
Por lo tanto, siguiendo a esta autora y a otros más1, el propósito del presente escrito es en un primer momento hacer una revisión de los elementos del antisemitismo en la filosofía de Heidegger, para ver como hay una introducción del antisemitismo en la filosofía, un racismo ontológico y un dar pie a la destrucción como parte de la tarea hermenéutica; y en un segundo momento analizar cómo es que algunos autores contemporáneos2 pueden pensar este antisemitismo a la luz de problemas modernos, como la inmanencia producto del vacío interpretativo con el que el sujeto moderno interpreta su vida, la falta de enemigos y fronteras claras (falta de asidero para la deconstrucción) y la irrupción desmedida de la técnica y la lógica del capital; todo esto como problemáticas contemporáneas que pueden ser pensadas a través de lo que planteo Heidegger, pero eliminando del antisemitismo y la violencia como, por ejemplo, puede ser el caso de la deconstrucción derivada de la hermenéutica y con la cual la tarea de la destrucción se transforma en metamorfosis de lo pasado, lo presente y lo porvenir en esa aporía que puede dar pie a un paso en el pensamiento, a generar acontecimiento.
Una ontología del antisemitismo
Cuando se hablaba de la postura del obnubilamiento, o del “hacer como si nada” se tiene en mente pasajes como el siguiente:
“Lo «alemán» no es algo que se le dice al mundo para que sane y encuentre su salud en la esencia alemana, sino que se le dice a los alemanes para que, partiendo de su pertenencia destinal a los pueblos, entren con ellos a formar parte de la historia universal. La patria de este morar histórico es la proximidad al ser (Heidegger, 2000: 11)”.
Con lo cual la postura antisemita de Heidegger se disfraza, sin embargo, no hay que dejarse confundir, el Dasein, la subjetividad bajo la cual se configura en lo que para algunos autores es más bien el dasein-Volk es un postura a la que no podemos aspirar los pueblos no-metafísicos, es decir los pueblos que no se preguntan por el ser, como son las comunidades mestizas, pero sobre todo abre un problema contemporáneo aun mayor ¿después del paso por la modernidad, después del cogito de descartes y la subjetividad contemporánea es posible volver a la subjetividad del Dasein?¿Es posible dar esa vuelta al origen? Y sobre todo ¿Es posible deshacernos de la globalización y la multiculturalidad que ya ha entrado en proceso? (Quesada, 2015: 31).
Preguntas como estas sitúan a Heidegger en los dilemas contemporáneos, ya que si bien su filosofía advierte sobre los peligros del exceso de la técnica y la individuación en los sujetos, presenta en la destrucción de la tarea hermenéutica un sentido radical que genera un problema que más que solucionar la inmanencia contemporánea pueden llevarnos a otra solución final, por demás la tarea que se dan algunos pensadores contemporáneos es la de pensar como no encubrir esta parte antisemita en su filosofía, para desde ahí limar y conservar lo que de crítica a la modernidad puede sernos pertinente.
Ahora bien, la ontología de Heidegger se remite a una metafísica finita, a una cosmovisión cerrada que, por comunidad, pueblo o Volk, termina por regir la vida de las subjetividades que ahí se conforman, a través de su manera de hacer historia y de re-construir sus mitos patrios que están anclados a un suelo, a una lengua y a un tipo específico de sangre, con lo cual no puede ya haber sujetos o individuos, sino que todos son parte de eso común que es el Volk.
¿Por qué hay Dasein y no más bien nada?
Para situar la labor de la hermenéutica de Heidegger es necesario distinguirla de las hermenéuticas posteriores o diferenciarla de otras tareas como la deconstrucción, la pregunta ¿por qué hay Dasein y no más bien nada? Pretende ser la vuelta al origen de lo griego y con la cual podemos apreciar el comienzo de la destrucción del elemento latino en la obra griega.
“Si se quiere que la pregunta misma por el ser se haga transparente en su propia historia, será necesario alcanzar una fluidez de la tradición endurecida, y deshacerse de los encubrimientos producidos por ella. Esta tarea es lo que comprendemos como la destrucción, hecha al hilo de la pregunta por el ser, del contenido tradicional de la ontología antigua, en busca de las experiencias originarias en las que se alcanzaron las primeras determinaciones del ser, que serían en adelante las decisivas […] Esta demostración del origen de los conceptos ontológicos fundamentales, en cuanto investigación [es] su “certificado de nacimiento” […] La destrucción no pretende sepultar el pasado en la nada; tiene un propósito positivo; su función negativa es sólo implícita e indirecta […] (1997, Heidegger: 32)”.
Ahora bien, ante lo ante lo anterior citado me gustaría realizar una comparación con esta otra cita:
“El primer humanismo, esto es, el romano, y todas las clases de humanismo que han ido apareciendo desde entonces hasta la actualidad presuponen y dan por sobreentendida la «esencia» más universal del ser humano. El hombre se entiende como animal rationale. Esta determinación no es sólo la traducción latina del griego ζωον λόγον εχον, sino una interpretación metafísica. En efecto, esta determinación esencial del ser humano no es falsa, pero sí está condicionada por la metafísica. Pero es su origen esencial y no sólo sus límites lo que se ha considerado digno de ser puesto en cuestión en Ser y tiempo. Aquello que es digno de ser cuestionado no es en absoluto arrojado a la voracidad de un escepticismo vacío, sino que es confiado al pensar como eso que es propiamente suyo y tiene que pensar (2000, Heidegger: 4)” 3.
Con lo anterior podemos ver entonces el papel que cumple lo latino, como irrupción de un vacío, de una inmanencia y de un escepticismo contra el cual la labor de la hermenéutica se tiene que posicionar, para generar ese mito del origen que permita una subjetividad en el volk, y a través de ello cerrar el horizonte de sentido en la comunidad.
La caída: la existencia autentica o inauténtica
Como veíamos en el apartado anterior, en la hermenéutica Heideggeriana hay un posicionarse en contra: en contra de lo moderno, en contra del sujeto, en contra de lo latino, de la razón universal, del parlamento, pero principalmente de lo que no tiene suelo ni sangre; por ende, podemos agrupar todas estas características de la contraposición como lo inauténtico.
Lo Inauténtico es lo que para Heidegger participa de la Caída, con ello quiere decirque:
“La caída la vida fáctica vive en la mayoría de los casos en lo impropio: es decir, en lo que está consagrado por el uso, en lo que le viene impuesto y en aquello de lo que se apropia de forma habitual y corriente. Incluso de lo que se apropia de forma originariamente como propio cae en la medida en la que la publicidad, pierde el sentido especifico de la procedencia a partir de su situación originaria, ya se instala sin obstáculos en la normalidad del «uno» (2002, Heidegger: 49)
Con lo cual queda una vez más de manifiesto ese posicionarse en contra de lo apátrida, de lo infinito, de la modernidad y se resalta una vez más el carácter cerrado que debe tener la subjetividad que se constituya en el Dasein-Volk.
Por demás, la denominación que reciben los sujetos constituidos bajo esta noción de la caída serán considerados para Heidegger como Das man o como Se, término peyorativo ontológico que remite a “esta figura contra espiritual, «contra» porque carece de historicidad, [lo que] es a su vez, el producto social de aquella existencia inauténtica: el espacio público intersubjetivo del «se» [es] la sociedad civil moderna en donde, efectivamente, «se conoce, se discute, se aprueba, se combate, se retiene en la memoria y se olvida, […]» (2015, Julio: 25)”.
Heidegger… una crítica a la modernidad
Ahora bien, habiendo hecho un pequeño recorrido que permite ubicar los rasgos antisemitas en la filosofía de Heidegger creo propicio pasar a los problemas de la modernidad, los cuales quedaron casi advertidos en su totalidad por dicho pensador. Se han mencionado algunos de los rasgos más nocivos de la modernidad que remiten a la pluralidad de discursos que encontramos en la topología digital (internet), una configuración en el saber por una multiculturalidad, y un constituirse en los sujetos de acuerdo con la moda (o la supresión de la diferencia por la lógica del capital), entre otros.
Ante estas problemáticas podemos encontrar caminos por los que han transitado pensadores contemporáneos con relación a Heidegger, como nos los presenta Donatella Di Cesare en torno a las lecturas “anarquistas” -como las ha denominado-, y de la cual sobresalen tres autores: Schürmann, Derrida y Bauman4:
- De Reiner Schürmann tenemos la propuesta de leer a Heidegger al revés, para como lo refiere la autora romper con el espejismo del principio “quien recorre el camino al revés, la topología de Heidegger se le presenta como el ámbito de lo plural (2017, Di Cesare: 37)”.
- De Derrida podemos decir que “Abre una nueva vía interpetativa en su libro Del espíritu, de 1987, [donde] deconstruye la filosofía de Heidegger y muestra los residuos metafísicos que contiene (2017, Di Cesare: 36)”.
- Y de Zygmunt Bauman “una tesis que, paradójicamente, hace alienarse a este brillante sociólogo polaco con la tesis heideggeriana de que como el «dispositivo» científico-técnico para asesinar a seis millones de judíos «ya estaba ahí», solo había que ponerlo en práctica (2015, Quesada: 18). Agregando también su concepto de sociedades líquidas el cual, por ejemplo, es explicado en el documental La teoría zueca del amor, que nos muestra esos monstruos salidos de los sueños de la razón de los cuales Goya advirtió perfectamente.
Hacia la tercera vía: por un camino que no obnubile el antisemitismo, pero tampoco derive en exclusión y violencia
Para ir concluyendo, creo propicio mencionar que los anteriores autores no cumplen con el objetivo que señala el título de la sección, y aunque son lecturas “anarquistas”, los pensadores que han trabajado el tema del antisemitismo en Heidegger no consideran el objetivo de tener este factor presente, sino que más bien participan o del encubrimiento o bien del repudio, a lo cual me gustaría rescatar solo a uno de los anteriores; Jacques Derrida, que junto con otros dos filósofos Zlavorj Zizek y Han Byung-Chul pueden brindarnos otra vía, que no encubra, reprima o niegue la parte antisemita, y ante dicho problema se plantee esa cuestión de grado necesaria para la resolución de los problemas contemporáneos que nos afectan.
Abonando otra peculiaridad de los autores antes mencionados es que los tres en algún momento han revelado la fascinación que tuvieron al toparse con los textos de Heidegger, sin embargo, sus planteamientos e ideas también colindan con el psicoanálisis, y a este punto me gustaría recordar que la Alemania Nazi en el tiempo de su implementación nombró al psicoanálisis como una ciencia judía mientras expulsaban a Freud. Además, la historiadora Roudinesco nos ha también revelado que en algún punto Jacques Lacan (psicoanalista francés cuyas obras psicoanalíticas rozaban con cierta lectura de Hegel y Heidegger) intentó darle sus escritos a Heidegger recibiendo un sutil rechazo. Con lo cual me gustaría proponer aquí una posible manera –al menos desde mi parecer- donde esa tercera vía buscada por Di Cesare se muestra, y es que estos filósofos han logrado relacionar la filosofía de Heidegger con el psicoanálisis, con lo cual menciono a continuación un pequeño recorrido donde se puede observar esta deconstrucción e incluso se pone en juego el antisemitismo de otra manera.
Para comenzar podríamos hacerlo por Byung-Chul Han, quien en su libro topología de la violencia en el capítulo cuarto titulado “Políticas de la violencia” nos habla de la función que cumplía antes el papel del enemigo y la división de las fronteras, y como en contraste en nuestro tiempo podemos encontrar esa carencia de enemigos, principalmente por su transformación en terroristas o criminales, y con ello el espacio se trastoca, ya no hay guerras entre pueblos, solo contra el crimen y como resultado la inmanencia y la imposibilidad del acontecer. Por otra parte, lo que propone Han no es una vuelta a filosofía antisemita, sino una mezcla entre el parlamentarismo (el poder de la decisión en torno a las leyes que nos rigen) pero intentando tomar como base la comunidad, y aunque toma partido contra la modernidad, sin embargo, no alcanza a dibujar bien una propuesta de llegada a este objetivo, aunque las bases en su obra están presentes.5
Por otro lado, tenemos a Slavorj Zizek, el filósofo esloveno del chiste, el cual nos habla sobre los peligros de la multiculturalidad, desembocando en un discurso que asimila la diferencia en torno a la lógica del capital6; y también otro punto interesante de este pensador es la noción de acontecimiento7, la cual a diferencia de Heidegger que es de corte histórico, contempla los elementos que del sujeto pueden servir de condición, elementos subjetivos.
Por último, tenemos a Jacques Derrida el cual en su libro de aporías –y siguiendo al Dr. Ricardo Nava8– nos presenta en la deconstrucción, una introducción de la muerte en la filosofía, uno podría pensar que esto fue introducido a través de la solución final, pero como lo demuestra en numerosas ocasiones el pensamiento de Derrida, la filosofía es vitalista en la medida en la que es una pregunta activa, un perpetuo dislocar, y en la medida en la un discurso propicia la muerte, el final de las preguntas, deja de ser filosofía, sin embargo, Derrida a través de la deconstrucción nos presenta la aporía LavidaLamuerte9, la cual coloca a la muerte como positividad, como empuje constante, como indiferenciada con la vida, ya que en sus contrastes se da la potencia.
Para finalizar este breve texto podríamos decir que, aunque la obra y pensamiento de Heidegger está ligado indisolublemente al antisemitismo, también contiene algo muy valioso que es la crítica a la pertinencia de la técnica y la tecnología, advierte de los excesos y descuidos del mundo positivista, así como, las bases para una futura critica al capital y la individuación que genera. Sin embargo, en la lectura de algunos pensadores como Byung-Chul, Zizek y Derrida, se puede encontrar una renovación interesante, por ejemplo, al crear una mezcla o un vínculo con el psicoanálisis, o al replantearse nociones fundamentales como la concepción del enemigo, el papel de la destrucción, el cambio y la muerte.
1 En este punto se pretende reunir el análisis del antisemitismo en Heidegger realizado por Donatella Di Casare y Julio Quesada para rastrear aquellos elementos que de la filosofía de dicho autor terminaron derivando en lo que pudo ser una filosofía del antisemitismo, que, si bien guarda sus peculiaridades con respecto a toda la ideología del nacional socialismo, si hay algo que sirvió de base y fundamento.
2 Por esta otra parte, se pretende dar voz a algunos autores y pensadores contemporáneos como Han Byung-Chul, Jacques Derrida y Slavorj Zizek, para pensar en algunos problemas contemporáneos en los cuales la filosofía de Heidegger puede brindando buenos puntos de reflexión, pero situando la deconstrucción de los postulados antisemitas, para no continuar con una tarea hermenéutica relacionada con la destrucción y la exclusión, sino más bien en las condiciones para generar un acontecimiento en torno a cómo podemos tomar la obra de dicho filósofo sin volver a ese origen antisemita.
3 El marcado en esta cita es mío, para resaltar la exclusión de lo latino.
4 Este tercer autor no entra dentro de lo sugeridos en la obra, mas sin embargo es tomado por mención en el libro “CULTURA Y BARBARIE racismo y antisemitismo” como otro de los pensadores que han tomado al filósofo para hacer crítica de la modernidad.
5 Han, B. C. (2016). Topología de la violencia. Herder Editorial.
6 Žižek, S. (1998). Multiculturalismo o la lógica cultural del capitalismo multinacional. Estudios culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo, 137-188.
7 Zizek, S. (2016). Acontecimiento. Madrid: Sexto Piso.
8 La originalidad de esta idea corresponde al Dr. Ricardo Nava, del cual me fue comunicada en su seminario: “Justicia, diversidad y heterogeneidad” impartida en el colegio de saberes en la ciudad de México.
9 Derrida, J. (1993). Aporias: Dying–awaiting (one Another At) the «limits of Truth» (mourir–s’attendre Aux «límites de la Vérité»). Stanford University Press.
Bibliografía:
Di Cesare, D. (2017). Heidegger y los judíos: los cuadernos negros (Vol. 302626). Editorial Gedisa.
Heidegger, M., & Girardot, R. G. (2000). Carta sobre el humanismo. Madrid: Alianza Editorial.
Heidegger, M. (1997). Ser y tiempo (trad. Jorge Eduardo Rivera). Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
Heidegger, M. (2002a). Interpretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles. Indicación de la situación hermenéutica. [Informe Natorp]. Madrid, España: Trotta.
Quesada, J. (2015). Cultura y barbarie. Racismo y antisemitismo, Biblioteca Nueva, Universidad Veracruzana, México.
Análisis: