Este filme es considerado una grandiosa historia de cómo se puede dar todo por la persona que se ama, demostrando que el amor es algo más que «no tener que decir nunca lo siento». De una manera inteligente Beineix muestra la desnudez y el erotismo de la pareja protagonista así como su vulnerabilidad, fragilidad y desequilibrio psicológico, sentimientos humanos que resultan de solo dejarse llevar por la vida.
Para algunos críticos de cine, Betty Blue “es probablemente el mejor ejemplo cinematográfico sobre una historia de amor que deviene en locura, con una solidez, fuerza, profundidad y erotismo pocas veces visto en la pantalla en tiempos de censuras y autocensuras. Es algo que quizás no llegue a repetirse”.
Para abordar el personaje de Betty Blue se nos muestra, por un lado, a una mujer apasionada, que desea una relación abierta para expresar su sensualidad cada día y establecer esa intimidad con Zorg, un hombre un tanto pasivo, rutinario y tal vez conformado con su destino. Betty aparece ante esta vida de forma salvaje, exuberante y perturbada, pasando como un rayo, quizás para iluminar a Zorg y sacarlo de su pasividad
Por el otro lado de la moneda, también apreciamos una relación enfermiza, donde el descontrol se muestra en el consumo de alcohol, drogas, sexo y en la intolerancia ante situaciones donde Betty se siente contrariada, pues entonces se torna iracunda, explosiva y busca lastimarse o lastimar a otro que tiene enfrente. Es importante pensar en que no logra soportar que su demanda no pueda ser satisfecha con esa inmediatez que la contiene por ratos.
La trama entre Betty y Zorg inicia luego de una semana de conocerse. Zorg va narrando la historia de su relación describiendo a Betty como «una flor con antenas translúcidas y un corazón de plástico de color malva». Ella suspira por una vida mejor y entra en la vida de Zorg como un huracán.
Tras varios días viviendo juntos en el bungalow, el jefe de Zorg le encarga pintar todas las cabañas de la zona que pueblan la playa en poco tiempo, con lo que le sugiere que Betty lo ayude, un hecho que él esconde diciéndole que se trata únicamente de ayudar a repasar la pintura de una sola cabaña. En un primer momento, ella comienza el proyecto con un entusiasmo que rápidamente se desvanece al enterarse del número real de cabañas que deben pintar. Betty monta en cólera y, rabiosa, vierte la pintura rosa en el coche del jefe de Zorg.
Durante la desagradable pelea que se produce, Betty encuentra accidentalmente una serie de textos que contienen un manuscrito que Zorg escribió años atrás. Ella, a pesar de la oposición de Zorg, los lee sin parar y al finalizar queda tremendamente impresionada. Hace de la novela la misión de su vida, encargándose de transcribirlo a máquina y buscando que lo publiquen cuanto antes.
El ansia de Betty por una vida mejor para los dos (sobre todo al descubrir la parte creativa de Zorg) su dedicación obsesiva y su naturaleza animada y jovial, se alternan con los momentos en los que se desborda de rabia, siendo destructiva y agresiva, dejando ver un posible trastorno mental que a veces la hace perder el control. Una noche, Zorg descubre un frasco con pastillas en el bolso de Betty, las cuales ella nunca tomaba. Aun así, Zorg quien vive enamorado de esa jovialidad y alegría de Betty, observa como cada vez es más difícil controlarla, sintiendo la impotencia que le provoca verla empeorar sin que pueda lograr nada, y temiendo que se pierda la multitud de momentos apasionados que habían tenido.
Betty está cada más vez más inestable y termina en la cárcel tras agredir a un editor luego de encontrar una carta con una de las respuestas negativas para publicar el libro de Zorg. Éste logra sacarla de la cárcel tras una conversación con el comisario. Zorg intenta hacerla cambiar, para que deje esas obsesiones, por lo que compra un coche y un terreno en el campo, llegando incluso a perpetrar un robo para conseguir el dinero. Pero la poca estabilidad emocional de Betty, termina por quebrantarse tras darse cuenta de que no ha quedado embarazada. Este último evento la había ilusionado de tal manera que no tolera nuevamente la frustración que le ocasiona.
Desde el abordaje psicoanalítico los trastornos límites de personalidad son considerados estructuras psíquicas pre-psicóticas, Helen Deutsch (1942) considera este tipo de personalidad como sí. La relación con la vida tiene algo de falta de autenticidad, pero, aun así, externamente, funciona como si fuera completa. Podríamos apreciar en Betty su forma de reaccionar exagerada como un rasgo importante del como sí, pues hay tendencias agresivas que pueden estar enmascaradas por la bondad, pero que se transforman en agresividad sin control.
Ese último evento para Betty, su no embarazo, no logra ser soportado por su Yo; es posible que Betty haya vivido un evento traumático en su infancia de tal magnitud que no le permitió crear esta capacidad de tolerancia.
Para Wilfred Bion, debería haber un continente para poder hacer frente a las demandas pulsionales del bebé. A ese continente lo definió como “función de rêverie” por parte de la madre, que permite crear la capacidad de tolerancia que el bebe tendrá en relación con las frustraciones tanto internas como externas.
Bion expone que es la capacidad de continente de la madre la que origina en el bebé la construcción interna de una barrera que permite el proceso secundario, el juicio de realidad y la demora en la descarga. Lo anterior se relaciona con estas manifestaciones y formas de organización de la personalidad de la protagonista; esta evolución de Betty hacia la psicosis, parece que sigue su evolución hacia un modo definitivo.
Betty: pero estas voces están dentro de mi cabeza
Me estoy volviendo loca. Dentro de mi cabeza…
Premios y nominaciones:
– Premios Oscar 1987: Nominada a Mejor Película de Habla No inglesa.
– Globos de Oro 1987: Nominada a Mejor Película de Habla No inglesa.
– Premios BAFTA 1987: Nominada a Mejor Película de Habla No inglesa.
– Premios César 1987: Mejor Poster. Nominada también a Mejor Película, Mejor director, Mejor Actor Principal (Jean-Hugues Anglade), Mejor Actriz Principal (Béatrice Dalle), Mejor Actor Secundario (Gérard Darmon), Mejor Actriz Secundaria (Clémentine Célarié), Mejor Banda Sonora Original y Mejor Montaje.
Ficha técnica
Título original:
37º2 le matin
Año:
1986
País:
Francia
Dirección:
Jean-Jacques Beineix
Reparto:
Jean-Hugues Anglade, Béatrice Dalle, Consuelo De Haviland, Gérard Darmon, Vincent Lindon, Clémentine Célarié.
Género:
Drama