Psique y Cine: Cría puercos
Cría puercos ofrece una profunda reflexión sobre el duelo, la sublimación y la capacidad humana para reconstruir la vida emocional a través de nuevos vínculos y desplazamientos simbólicos.
La película narra la historia de Esmeralda, una mujer que, tras la muerte de su esposo, atraviesa una profunda depresión, manifestada en la pérdida de apetito y el desinterés por la vida. En este proceso de duelo, el vacío emocional se convierte en el eje central de su existencia, separándose de su entorno y de sí misma. En medio de esta crisis, Esmeralda decide adoptar a una cerdita a la que nombra «La Cuina», con lo que no sólo busca llenar el vacío dejado por su esposo, sino que también le funciona como un mecanismo de desplazamiento. La Cuina comienza a ocupar simbólicamente el lugar del esposo fallecido, convirtiéndose en el objeto de su afecto y cuidado. Este vínculo con el animal actúa como un catalizador que permite a Esmeralda reconectarse con su deseo y, en consecuencia, con la vida.
El cuidado de La Cuina se interpreta, desde una perspectiva psicoanalítica, como una forma de sublimación. A través de este acto, Esmeralda no sólo recupera su apetito, sino que también empieza a restaurar sus lazos sociales. Cocinar para y con sus vecinos trasciende la simple preparación de alimentos, convirtiéndose en una metáfora de la recuperación de su capacidad para vincularse y participar en la comunidad. De este modo, Esmeralda comienza a salir de su aislamiento, reencontrándose con el Otro, representado tanto por la cerdita como por las personas a su alrededor.
Esta película aborda con gran fuerza un tema crucial, pero a menudo invisibilizado: el trabajo de cuidados, especialmente en el entorno familiar. Desde una perspectiva psicoanalítica, este trabajo, que recae principalmente en las mujeres, está profundamente arraigado en las dinámicas de género. Desde la infancia, las mujeres son socializadas para asumir roles de cuidadoras, encargándose de los hijos, padres y, en muchos casos, de sus esposos. Este mandato cultural y social las coloca en una posición de constante disponibilidad para el Otro, relegando sus propios deseos y proyectos personales. El trabajo de cuidados, al ser una actividad no remunerada y escasamente valorada socialmente, agrava las desigualdades de género. Además, tiene profundas repercusiones en la subjetividad de las mujeres, restringiendo su acceso a otros espacios de realización personal y profesional.
El personaje de Lorenza ejemplifica esta realidad al mencionar que no se casó porque dedicó su vida al cuidado de su madre. Este sacrificio personal muestra cómo el trabajo de cuidados no sólo implica una carga emocional y física, sino que también limita las oportunidades de las mujeres en otros ámbitos, como el laboral y el educativo. De manera similar, Esmeralda, la protagonista, dedicó su vida al cuidado de su esposo. Tras su muerte, se encuentra en un profundo vacío existencial, ya que su identidad y propósito estaban completamente ligados a su papel de cuidadora. La pérdida del objeto de cuidado la deja sin un sentido de sí misma, provocando una crisis personal. Esto refleja una forma de alienación en la que la mujer queda atrapada en una lógica de servicio y dependencia emocional.
Se pone un énfasis significativo en las escenas que muestran la preparación de la comida, lo cual resulta particularmente disfrutable. Se retrata con esmero la elaboración de platillos típicos del hogar mexicano, como los que se encuentran comúnmente en los tacos callejeros y en las fondas, estas escenas, a través del lente de Bion, pueden ser vistas como una metáfora de la transformación y contención emocional, donde lo crudo se procesa y se convierte en algo digerible, en un ambiente que evoca la seguridad y contención propias de un hogar familiar. Bion sugiere que las experiencias emocionales básicas, especialmente aquellas que implican la relación con una figura materna o contenedora, son fundamentales para el desarrollo emocional. La representación de la cocina como un lugar de familiaridad y confort, con utensilios comunes y recetas tradicionales, puede evocarnos la figura materna o el hogar como el primer contenedor. La preparación de la comida, por tanto, se convierte en un acto de cuidado y contención emocional, que remite a esa primera experiencia de ser contenido y nutrido emocionalmente.
Un aspecto crucial por destacar es que Esmeralda logra salir de su crisis depresiva cuando La Cuina entra en su vida como un objeto transicional. Según Donald Winnicott, estos objetos o seres ayudan al individuo a manejar la separación y el duelo. En este caso, La Cuina desempeña ese papel, facilitando la transición de Esmeralda desde la relación con el ser querido perdido hacia nuevas conexiones y vínculos. Así, el animal se convierte en un puente que permite a Esmeralda reintegrarse en su vida emocional y social.
Cría puercos destaca la importancia de la conexión emocional y el papel de los objetos transicionales en la recuperación de la identidad y la restauración del deseo de vivir.
En un entorno rural que refleja tanto la soledad como la posibilidad de redención, este film deja ver incluso cómo en medio de la pérdida más devastadora, el acto de cuidar y vincularse con otro ser puede proporcionar el impulso necesario para reintegrarse en la vida emocional y social.
Ficha técnica
Título original:
Cría puercos
Año:
2018
País:
México
Dirección:
Ehecatl Garcia
Reparto:
Clementina Guadarrama, Baltimore Beltrán y Fermín Ramírez
Género:
Drama