
Se trata de un día en el que se pretende sensibilizar y tomar conciencia de cómo el ruido afecta a la vida diaria.
El Día Internacional de la Escucha surgió como una iniciativa propuesta por la World Listening Proyect (WLP) y por la Midwest Society for Acoustic Ecology (MSAE) con el objetivo de reflexionar sobre los sonidos que nos rodean, así como la búsqueda de soluciones a diversos problemas originados por los mismos.
La fecha de celebración, fue elegida con motivo del aniversario de un gran compositor canadiense llamado, R. Murray Schafer, quien fundó “The World Soundscape Project”.
Entre los principales objetivos que se pretende conseguir en el Día Internacional de la Escucha, se encuentra el crear conciencia sobre los diversos proyectos que se están llevando a cabo sobre los sonidos, buscando privilegiar los entornos sonoros y evitar la contaminación acústica.
Lo anterior, invariablemente nos conduce a pensar en la diferencia entre ruido y sonido, nos preguntamos, si son sinónimos, opuestos complementarios, o simplemente opuestos, veamos.

Cuando se habla de ruido, a menudo se piensa en una sensación sonora incluso dolorosa. Desde el punto de vista físico, un ruido es una mezcla compleja de sonidos de varias frecuencias fuertes, por ejemplo, un motor eléctrico, un ventilador o un compresor, que giran en régimen constante, el ruido emitido por una persona, o el debido a la caída de las piezas metálicas en un contenedor, el ruido del tránsito, entre muchos otros.
Así pues, de una forma muy simple podemos decir que, el sonido es una sensación, en el órgano del oído, producida por el movimiento ondulatorio de un medio elástico (normalmente el aire), debido a rapidísimos cambios de presión, generados por el movimiento vibratorio de un cuerpo sonoro.
Así las cosas y referenciando a este día internacional y realizando una analogía con los objetivos que persigue “Psique y Cultura .A.C.”, cuántos de nosotros nadamos en las profundidades del ruido, perdiéndonos en las alteraciones de la mente y del cuerpo, que se tornan discordes a lo que anhelamos y no podemos comprender por qué, hasta que ese “ruido” en sus descomunales alcances, favorablemente nos conducirá a mirarnos para escucharnos, para que generar armonías, notas prístinas que nos permitan diseñar una sonoridad que implique salud y concordia.