El 11 de octubre del 2012 fue la primera vez que se conmemoró el día internacional de la niña pero, ¿cuál es su finalidad?
El objetivo principal de este día es reconocer sus derechos y hacer conciencia sobre las problemáticas a las que se enfrentan, día con día, por el simple hecho de ser niñas.
Verbalizar este día nos invita a reflexionar, ¿qué implica ser niña en México? ¿en verdad estamos velando por sus derechos?
La violencia de género incrementa de manera significativa día con día. Vemos y escuchamos sobre feminicidios atroces en donde las niñas no quedan fuera. Lamentablemente, el feminicidio no es la única expresión de la violencia; nos enfrentamos a un sin fin de actos y/u omisiones que nos permiten ver la invisibilización y opresión de las niñas, por el simple hecho de ser niñas.
Crecen escuchando discursos heteronormativos, en donde justo esta violencia “sutil” se normaliza y se vuelve casi imperceptible. Aunado a esto, podemos identificar prácticas como matrimonios infantiles, falta de educación sexual, poca inserción al espacio académico, mutilación genital femenina, por mencionar algunas.
Ser niña en México, implica desarrollarse y desenvolverse en un contexto sociocultural que lo que menos hace es garantizar el ejercicio de sus derechos básicos.
Este día promueve la visibilización de las niñas; parte de la premisa de que si se les apoya se pueden explotar al máximo sus habilidades. Trabajar para que crezcan en igualdad de oportunidades y condiciones. No obstante, ¿cómo podemos hablar de apoyo y explotar habilidades cuando no se hace válido su principal derecho que es la vida?
Sentémonos a pensar, ¿de qué manera hacemos válidos los derechos de las niñas que tenemos a nuestro alrededor? ¿qué podemos hacer desde nuestro lugar para erradicar la violencia de género que viven las niñas?