El 16 de noviembre la comunidad internacional celebra el Día de la Tolerancia, las Naciones Unidas están comprometidas para fortalecer la tolerancia, fomentando la comprensión mutua entre las culturas y los pueblos.
Este imperativo, que figura en el centro de la Carta de las Naciones Unidas, así como de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es necesario en un contexto en el que el extremismo violento está en aumento y en el que los conflictos caracterizados por el desprecio a la vida humana están cada vez más extendidos.
Pero, sabemos en realidad que es la “Tolerancia”, pues esta palabra se refiere a la capacidad de aceptar las ideas, preferencias, formas de pensamiento o comportamientos de las demás personas.
Esta significación surgió en Francia a finales del siglo XVI durante las guerras de religión que enfrentaron a católicos y protestantes.
Es en este contexto donde la conmemoración del Día Internacional de la Tolerancia toma cada vez mayor vigencia, pues es pertinente acotar que la “Tolerancia” no es un fin, sino un medio. Es la calidad esencial mínima de las relaciones sociales que permite descartar la violencia y la coerción.
Resulta necesario destacar que, sin tolerancia, la paz no es posible. Con tolerancia, es viable hacer realidad numerosas posibilidades humanas y sociales, y en particular la evolución de una cultura de paz.
Es bonito y elegante describirlo, pero analicemos, somos realmente tolerantes, eres tolerante, que quede esto en el tintero de la cavilación.