A propósito del día mundial de la escucha o World Listening Day, una celebración para concientizar sobre los sonidos de nuestro entorno y buscar soluciones al problema que pueden causar los mismos, porque esos sonidos, de ser extremos, se convierten en ruido que molesta y altera en lugar de tranquilizar.
Estamos en una época donde se ha perdió la capacidad de escucha, de poder mantener el silencio para percibir los sonidos y las voces externas e internas, individuales y sociales.
Hoy en día oímos muchas cosas, pero perdemos cada vez más la capacidad de escuchar a otros y de atender su lenguaje y sufrimiento, de alguna forma, cada uno se queda a solas con su angustia.
Aprender a escuchar al otro es muy importante en el ámbito psicoanalítico porque solo así puede darse el encuentro entre el analista y analizante; escuchar esas palabras e incluso esos sonidos que dan a conocer significados inconscientes y que van mucho más allá de lo aparente, es fundamental en el proceso psicoterapéutico psicoanalítico. Freud propuso que el psicoanalista debe mantener “atención libre y flotante” para comprender el material del paciente y también para promover un encuentro afectivo en la sesión por medio de una escucha activa.
Esta escucha permite lograr mayor cercanía con el paciente: Es “una suerte de encuentro con él/ella, es sentir y movilizarse con el material que aporta”. Freud daba valor a la escucha en el tratamiento con sus pacientes histéricas, quienes le enseñaron a ser escuchadas. Tal es el caso de Anna O, que le pidió que la dejara hablar, en realidad lo que le demandaba era: “¡escuche!”; a partir de este momento al psicoanálisis se le ha definido “la cura del habla” ¡Y fue la paciente, Anna O la que lo acuñó!; lo mismo puede decirse de la descripción que la joven paciente de Freud dio, con respecto al tratamiento que el descubridor del psicoanálisis le proporcionaba: Era para ella una “limpieza de la chimenea”. Así, Freud fue dejando hablar a estas mujeres y surge la “asociación libre”, regla de oro del psicoanálisis y su contraparte: “atención flotante”.
De esta manera, el psicoanálisis también celebra el día mundial de la escucha, porque hay una necesidad importante de recobrar la capacidad de escuchar, de escucharnos, tanto en lo individual como en lo colectivo.