
Ambientada a finales de los años 40, en Nueva York, Stanton Carlisle, después de haber perdido a su padre, trata de forjarse un futuro prometedor y comienza a trabajar en un circo, donde conocerá a todo tipo de singulares personalidades y aprenderá los seductores secretos que le ayudarán a dar esperanza o bien envilecerán a la humanidad, pero él los asumirá como un talento.
En el circo conoce a Molly, una joven extraordinaria con la que se marchará del circo para crear su propio espectáculo, pero, no satisfecho con este triunfo, Stanton se aliará con una misteriosa mujer llamada Lillith, de profesión Psicóloga para crear una peligrosa alianza.
Este filme da la posibilidad de ser analizado desde diversas aristas todas ellas del mundo humano, por ejemplo, la ambición desmedida, los vicios, la mentira, los pecados capitales, la bajeza, la corrupción, el pensamiento mágico y la necesidad manifiesta del humano, de ser visto, amado, escuchado, reconocido. Justo así lo revela una escena de la película, donde Zeena la pitonisa, señala: -Los seres humanos necesitan ser escuchados y vistos-.

Vamos pues a desentramar algunos de estos aspectos, diciendo que los humanos convivimos con nuestros congéneres bajo un repertorio de reglas morales y de conducta, sin importar las creencias, la cultura o lo antiguo de una civilización.
Para ello se recurre a los principios enunciados en negativo, es decir (no matar, no robar o no engañar), y a los principios enunciados en positivo (cuidar y proteger, cumplir lo pactado o respetar la tradición propia), se entienden como valores universales y han estado presentes desde la más remota antigüedad, resaltamos que cuando estos principios no se cumplen se llaman “pecados”.
Estos pecados, junto a sus demonios son la expresión del deseo y la acción por satisfacer aquellas necesidades o placeres que, sin restricción alguna, impiden una adecuada convivencia social.
Así pues, dichos placeres abundan en el filme que nos ocupa, sin importar que tan rico, que tan pobre, que tan preparado o que tan analfabeta sea el individuo, a todos seduce por igual, más cuando esa seducción se ve derezada con palabras convincentes, sugestivas y manipuladoras abrirán paso a la apertura de la Caja de Pandora prácticamente. Simplemente el hombre y la mujer ávidos de placer y de sentir bonito.

Entonces hace su aparición el “pensamiento mágico” que ha acompañado a la humanidad desde el principio de los tiempos, pues tenemos una tendencia natural a establecer relaciones de causa y efecto sin comprobarlas de modo lógico; esta predisposición es muy marcada en la infancia y de no ser elaborada de una forma sana se mantiene hasta la etapa adulta, la película es un gran ejemplo de ello.
Las escenas enmarcadas por las lecturas del tarot, las sesiones espiritistas, los trucos del circo, “causalmente” era un circo al que acudían adultos, quizá en busca de satisfacer sus miserias pueriles, dato curioso, dan muestra de lo descrito con anterioridad.
No cabe duda que como reza la frase,“ Información es Poder”, esto se dejó ver en el caso de Lilith la Psicóloga que hasta con el nombre nos da una clara muestra de su rol, pues dicen los mitos que “Lilith” precedió a Eva, mujer de Adán, era mitad humana y mitad divinidad, en consecuencia un demonio, que conquista con el erotismo y la seducción, la noche era su hábitat natural, igual que la de la película, con el valioso ingrediente de ser Doctora en Psicóloga. Agradecemos a esta Lilith su mensaje de lo que no se debe hacer en el ejercicio profesional.
Como se mencionó al comienzo, se trata de una película basta en análisis y comentarios, pues pone de relieve la carencia humana en todos sus niveles, sin duda aludimos a lo dicho por Carl Gustav Jung, discípulo de Sigmund Freud, “Nada de lo humano nos debe ser ajeno”.
Ficha técnica
Título original:
El callejón de las almas perdidas
Año:
2021
País:
Estados Unidos
Dirección:
Guillermo del Toro
Reparto:
Bradley Cooper, Cate Blanchett, Toni Collette, Willem Dafoe, Richard Jenkins, Rooney Mara, Ron Perlman y David Strathairn
Género:
Thriller psicológico