Psique y Cine: El castillo de la pureza
Basada en un hecho real acontecido en la Ciudad de México durante la década de los 50, «El castillo de la pureza» relata la historia de una familia sometida a un aislamiento forzoso. Gabriel, el padre, mantenía a sus hijos Porvenir, Utopía y Voluntad, así como a su esposa Beatriz, confinados en su hogar. Nadie podía salir a la calle, mirar por la puerta, escuchar radio, ver televisión, ni leer periódicos o revistas; incluso tenían prohibido el contacto con familiares cercanos. Para justificar esta cruel medida, Gabriel repetía constantemente que todo lo hacía por amor y para protegerlos de los peligros del exterior, de esta manera, vivirían en una pureza total, libres de influencias negativas de la sociedad.
Gabriel era el único miembro de la familia que salía a la calle, ya que se dedicaba a la fabricación de raticida en un laboratorio instalado en la casa. Sus hijos se encargaban de elaborar y empaquetar el veneno. Además de mantenerlos trabajando, Gabriel les enseñaba a leer, escribir, y ejercitarse, mientras su esposa se ocupaba de las labores del hogar y del cuidado de los hijos, una compleja dinámica familiar, en la que todas las actividades eran supervisadas y controladas por el padre, su deseo de mantener el control absoluto sobre su hogar se traduce en una gestión autoritaria que desencadenaba su ira cuando las cosas no salían según lo planeado, llegando incluso al maltrato físico. Sin embargo, Gabriel subestima el impacto del tiempo en la vida de sus hijos, quienes atravesaban la adolescencia y experimentaban un despertar de su sexualidad.
En un momento que refleja el contraste entre la inocencia infantil y el inicio de la vida adulta, Utopía y Porvenir viven su primera experiencia sexual en un automóvil viejo, que se encontraba en desuso dentro de la casa. Esta situación es descubierta por Gabriel, quien reacciona con una violencia desmedida, generando un profundo miedo. Ante la amenaza, Utopía intenta buscar ayuda escribiendo una nota de auxilio y lanzándola a la calle, sin embargo, lamentablemente, nadie logra leer su mensaje. Este pasaje revela las tensiones en la relación padre-hijos y plantea importantes reflexiones sobre el control, la violencia y el deseo de liberación en un entorno opresivo.
En una ocasión, Gabriel se encuentra surtiendo un pedido de raticida cuando es abordado por dos policías, quienes le exigen los permisos necesarios para la venta de este producto peligroso. Aunque Gabriel admite no tener la documentación, les solicita que lo acompañen a su casa para poder mostrárselos. Al llegar, los policías se percatan de la grave situación que allí se desarrolla, mientras algunos miembros de la familia claman por auxilio, Gabriel prendió fuego a la vivienda y amenazó con matar a Porvenir. Esta escalofriante escena culmina con la detención del padre, un momento decisivo que refleja la descomposición de la estructura familiar y la intensidad del conflicto. La situación se convierte en un punto de inflexión que pone de manifiesto la violencia y el miedo que han permeado en su hogar.
El Castillo de la Pureza es una ilustración de cómo los mecanismos agresivos de control deforman las relaciones familiares. Se observa como Gabriel redirige sus propias emociones y temores hacia otro objeto que parece menos amenazante, él transfiere sus inseguridades y miedos hacia sus hijos, interpretando sus intentos de independencia o exploración como ataques a su autoridad, lo que no solo le permite mantener una sensación de control, sino que también presenta continuamente su necesidad de autoridad mediante sus ansiedades.
La proyección de estas inseguridades crea un ambiente familiar en el que predominan el miedo y la culpa. Los hijos, al estar expuestos a las ansiedades de su padre, comienzan a sentirse culpables por sus deseos naturales de autonomía. Además, Gabriel queda atrapado en un ciclo de ansiedad en el que su intento de controlar para aliviar sus propios temores solo intensifica sus inseguridades. La imposición de normas estrictas y la visión negativa de cualquier expresión de independencia aumentan la sensación de amenaza, perpetuando un ciclo destructivo tanto para él como para su familia.
Esta es la historia de un padre que se aferra a la negación de la realidad externa y de las repercusiones de sus acciones. Su incapacidad para reconocer el crecimiento y la evolución de sus hijos ilustra cómo esta negación puede conducir a un aislamiento perjudicial, tanto a nivel individual como familiar. Gabriel, desde una distintiva estructura narcisista de tipo perversa, construye un castillo repleto de cadenas, candados y cerrojos, que mantiene a su familia enclaustrada. En este contexto de manipulación de la realidad, se presenta como un hombre respetable; sin embargo, en el exterior es capaz de llevar a cabo aquellos comportamientos que públicamente denigra, como la glotonería, la promiscuidad y la deshonestidad.
Un aspecto importante se centra en la oficina del padre, un espacio prohibido que resguarda los bienes más valiosos, el dinero y una fotografía de su madre, a quien posiblemente llegó a odiar, pues se observa en las dinámicas conflictivas entre Gabriel y Beatriz. Esta última se convierte en el blanco de su ira, a la que culpa por todas las calamidades que atraviesan. Gabriel no solo la agrede físicamente, sino que también minimiza su valor por haberse expuesto al mundo exterior, lo que para él denota impureza, al asociar su experiencia sexual con influencias externas. En este sentido, Beatriz simboliza tanto la figura femenina como la materna, subordinada a la cruel lógica del patriarcado que Gabriel encarna.
La película, que se estrenó en 1972, continúa generando asombro 52 años después, especialmente porque está basada en hechos reales. A pesar del tiempo transcurrido, se podría pensar que tales situaciones han quedado en el pasado, lo que nos lleva a cuestionar si realmente han desaparecido. En pleno 2024, ¿acaso no seguimos presenciando casos de padres y madres sobreprotectores que se resisten a la castración? Estos progenitores, a través de sus carencias, someten a sus hijos e hijas a sus propios deseos y expectativas, convirtiéndolos en extensiones de sí mismos, todo ello en nombre del amor.
Ficha técnica
Título original:
El castillo de la pureza
Año:
1972
País:
México
Dirección:
Arturo Ripstein
Reparto:
Claudio Brook, Rita Macedo, Arturo Beristáin, Diana Bracho, Gladys Bermejo y María Rojo
Género:
Drama