Psique y Cine: El místico bar efímero

Una serie coreana que nos habla de un mundo que para algunos puede parecer fantástico y para otros forma parte de su entender místico y/o espiritual de lo que es la realidad. En la serie se mezclan el mundo real y el mundo místico, lo que le da muchas cualidades al desarrollo de la trama y le permite ir entrelazando historias de distintos personajes en cada episodio y al mismo tiempo desarrollar la historia de los personajes principales: la dueña malhumorada del establecimiento y su ayudante, que forman parte del mundo místico y del real; y dos jovencitos un chico y una chica que terminan desarrollando una tierna historia de amor en el mundo real. El chico es un joven tímido y retraído que, a pesar de haber sufrido múltiples vicisitudes como el abandono de sus padres y el rechazo de múltiples familias adoptantes, jamás perdió su ternura, su buen corazón y su inocencia. La chica es también bastante tímida, no le gusta el contacto con la gente pues siempre tiene consecuencias nefastas para ella, lo cual en la trama termina siendo hilarante, pero no lo es así para nuestra joven protagonista.
Me interesó hablar de esta serie en lo particular por los temas que toca sobre vidas pasadas, sobre cómo los fallecidos de nuestras familias, ancestros, cuidan de nosotros desde el más allá, y de cómo las diferentes deidades van controlando nuestros destinos, y que si fuéramos obedientes tendríamos normalmente unas vidas felices y apacibles, pero la desobediencia siempre prevalece y nos mete a los humanos en importantes aprietos que pueden tener consecuencias aún después de haber muerto y purgar condenas por miles de años hasta saciar a las deidades con los frutos de ese castigo. Como vemos, lo anterior de una u otra forma es el fundamento de todas las religiones, las cuales buscan obediencia a cambio de una eternidad de salvamiento, una eternidad que nadie conoce, absolutamente nadie puede saber, a ciencia cierta, valga la expresión, qué es lo que pasa después de morir, o si existe un después. Nos aferramos como especie narcisista a creer que somos tan buenos y preciados por los dioses, que nosotros mismos construimos, como para que estén atentos de cada una de nuestras acciones y luego al llegar el final definitivo nos premien con algo que nadie sabe si existe: el paraíso.
Es tan paradójico que el humano sea tan quisquilloso con lo científicamente comprobable y con el método que esto conlleva, y aún así, a pesar de todo, esté dispuesto a creer en lo que en realidad nadie sabe y nadie puede comprobar. Una idea que se ha repetido por tanto tiempo, miles de años, por múltiples religiones, tendría que ser verdad, tendría que guardar algo de verdad; más valdría que sí tuviera algo de verdad una idea que ha sido replicada tantas veces por tantas religiones. Los dioses y deidades son nuestros padres y nosotros estamos obligados a ser siempre pequeños, a buscar la aprobación, si no es de nuestros mayores, de nuestros jefes, de nuestros maestros, o bien, de los dioses. Siempre pendientes de ser obedientes, siempre dependientes, pero al mismo tiempo con tantas ganas de romper las reglas y delinquir, para luego mostrar arrepentimiento, si se es de estructura neurótica, claro está. Como humanos somos niños eternos buscando la aprobación de otro, llámese como se llame. Somos seres sociales o requerimos de dicha sociedad o familia o grupo para que nos aplaudan nuestros supuestos aciertos, somos tan narcisistas como especie que siempre necesitamos de otro que nos de existencia, que nos afirme a la vida. Cumpliéndole al comportamiento básico de estímulo-respuesta. Esperando siempre algo de alguien, hasta de los dioses mismos, esos que nosotros mismos creamos a nuestra propia imagen y semejanza antropocéntrica.

El pensamiento místico, el más arcaico, ese que en momentos de terror y dificultades siempre nos salva y nos da esperanza. El pensamiento místico-religioso que mueve países enteros para el exterminio de los no-deseados, sociedades enteras que se autoproclaman ser el pueblo de Dios, qué Dios, cual Dios, el Dios según quién. No se sabe, lo tenemos tan arraigado en la cultura que aparentemente cuando se menciona a Dios todos sabemos exactamente de quién estamos hablando, aunque sólo los que han sido marcados con la “peste” de la psicosis puedan verlo y escucharlo. Es curioso cómo es tan moldeable la palabra de Dios o la existencia de Dios. Por eso cabe perfectamente preguntarse Dios según quién.
Parecerá que usé una serie tan tierna, divertida e inocente para decir las cosas que tenía guardas al respecto de ciertos temas, y sí, así lo hice, con el permiso de la libertad de expresión, pues lo místico lo podemos abordar desde diferentes vertientes: la pasión religiosa, la enfermedad mental: hablando de psicosis y esquizofrenia; el enajenamiento político-religioso que no está lejos de la psicosis o del pensamiento de los grupos de supuesto básico que el mismo Bion describió y nos explica cómo las funciones yoicas están afectadas de una manera importante; y desde una mentalidad infantil que requiere de vigilancia constante y no puede hacerse cargo de sí misma. Y luego vienen todas estas teorías new age que nos hablan de espiritualidad y de unión con el todo, cuando sabemos que este anhelo se refiere a la diada medre-hijo/a, ese momento de perfección en el que todas las necesidades son satisfechas, una perfección casi intrauterina en la que no falta nada, no hay dolor, no hay frío.
Regresando a El místico bar efímero, diré que me pareció divertida y conmovedora, también está llena de estereotipos de rol de género, que por supuesto se complementan y son parte fundamental del pensamiento religioso: primero Dios-padre, luego la madre-virgen-inmaculada y luego el hijo que a voluntad y deseo del padre podrá ser carne fresca para el sacrificio a favor de los humanos y purgar sus pecados. Bien arriba el padre, el hombre y a lado de él sólo la mujer que decide ser madre o la mujer que se mantiene pura, ya sea por ser menor de edad o por ser monja, no hay otros caminos ni opciones, las que se atrevan a desear algo diferente se irán al infierno con Lilith. A estas alturas del siglo XXI seguimos viendo contenido que se encarga de perpetuar y romantizar los roles de genero y sociales establecidos por occidente y que las sociedades occidentalizadas se encargan de perpetuar, sabemos que la sociedad coreana es de las más machistas que hay, no podría compararla con la mexicana ya que aquí nació el término feminicidio, ¿habría algo más terrible para una sociedad que odiar tanto a sus mujeres como para tener que estipular, para castigar expresamente, un crimen de odio tan específico? Un odio replicado por absolutamente todas las religiones sin excepción alguna, un odio que controla, somete y destruye.
Ficha técnica
Título original:
El místico bar efímero
Año:
2017
País:
Corea del Sur
Dirección:
Jeon Chang-geun
Reparto:
Hwang Jung-eum, Park Si-eun, Yook Sung-jae y Choi Won-young
Género:
Drama, fantasía y misterio