Las Muertas

Basada en la novela del escritor

Jorge Ibargüengoitia.

En marzo de este año México se estremeció por el goteo de información sobre un centro empleado por presuntos miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación no solo para reclutar y entrenar a jóvenes que se sumarían a sus comandos, sino también para asesinar a aquellos que se interpusieran en su camino, estamos hablando del descomunal hallazgo de la narcofosa clandestina en Jalisco.

Nos impactamos, indignamos, nos dolimos como sociedad de ese hecho atroz. Las mujeres no siempre son sometidas por el hombre macho.

Ahora vamos a atrás, al pasado, por allá de los años cincuentas-sesentas, este caso que estremecería la entraña nacional de igual forma que la narcofosa en marzo 2025, por delincuencia organizada, en ese tiempo apodadas Las «Poquianchis» un grupo femenino de asesinas seriales mexicanas activas entre 1945 y 1964, principalmente en la ciudad de San Francisco del Rincón, Guanajuato; enterraban los cuerpos de sus víctimas en la ciudad de Purísima del Rincón, Guanajuato.  

El grupo estaba conformado por las cuatro hermanas de la familia Torres Valenzuela, cuyo modo de sustento era principalmente la prostitución.

Actualmente este caso se recrea y lleva a la pantalla chica con mucho tino bajo el nombre de “Las Muertas”, sin olvidar que esta serie está influída por la novela del mismo título, del escritor Jorge Ibargüengoitia.

No hay nada más humano que el crimen.

La frase sugiere que el crimen es una manifestación de la naturaleza humana, vista como un reflejo de conflictos, pasiones y la complejidad de la psique, implicada por factores biológicos, psicológicos y sociales.  

El acto criminal puede entenderse como un síntoma de un conflicto no resuelto o como un resultado de experiencias traumáticas que moldean la percepción y conducta de una persona.  

Desde una perspectiva psicoanalítica, el acto criminal puede ser una manifestación de un conflicto interno no resuelto, donde el individuo repite compulsivamente acciones para saldar un conflicto psíquico.  

En lo ficcional se trata de las hermanas Arcángela y Serafina Baladro, en lo real las hermanas Torres Valenzuela, cuyo padre, Isidro Torres, asesinaría a un hacendado, convirtiéndose en prófugo de la justicia, lo que hizo que se cambiara el apellido a González, identificándolas como las hermanas González Valenzuela, quienes siguieron presenciando múltiples escenas de violencia por parte de su padre en contra de su madre, que por cierto se refugiaba en la religión católica y de ellas mismas.

Crecemos por modelos de identificación.

Se trata de emprender un proceso psicológico por el cual un individuo asimila un aspecto, propiedad o rasgo de otra persona y se transforma en parte o en el modelo de esa otra persona.  

Este proceso es fundamental para la constitución de la personalidad y el desarrollo del yo (y el super yo), y comienza con los primeros lazos afectivos en la infancia, a través de la incorporación de modelos como el padre, la madre u otras figuras de autoridad.  

Viéndolo así, con qué se identificaron las “Poquianchis” y/o hermanas Baladro, cuál fue el conflicto psíquico no resuelto que intentaron resarcir fallidamente y de forma brutal con otras mujeres que muchas de ellas eran niñas y adolescentes, de origen paupérrimo, provincianas, ignorantes, como ellas un día lo fueron.

Los invitamos a que vean la serie “Las muertas” y démonos cuenta que él grito “Ni una menos”, no resonó para esas muertas, desvividas en manos de mujeres.

Reseña: