Tótem

Sol es una niña de 07 años, que parece tener una relación relajada con su madre, quien está separada de “Tona” el padre de Sol, pues él tiene una enfermedad terminal, y están por hacerle una fiesta en la casa de él, a la cual tendrá que acudir Sol.

La trama se desarrolla al calor de una familia tradicional mexicana de clase media, donde prevalecen los “actings”, pues pasa de todo y nada, pero nadie se quiere dar cuenta, mucho menos hacerse responsable a pesar de que el patriarca de la familia, ejerce la profesión de psicoterapeuta, con una voz muy disminuida, qué curioso no? Y una autoridad muy disminuida.

La enfermedad física es el aliado principal de este enredo, el consumo de alcohol, de tabaco, la somatización, el pensamiento mágico, el desorden, el caos, el dolor, también son grandes actores de esta historia que al ejecutarse en un espacio cerrado resulta hostil y asfixiante.

La invasión y agresión familiar se ven matizados principalmente por Sol con el bello contacto que tiene con la naturaleza como si deseara asirse del eros de forma totémica, así como de la vida, del gusto y de la compañía que no puede darle su padre ni el entorno que la rodea. Ella lucha con lo puede y con lo que tiene, pareciera que el rol que le asigna el mundo adulto es de: Ve y divierte a tu padre, al grado de disfrazarla de payaso, pero lo único que encuentra son postergaciones, negativas, simplemente un ¡no lo puedes ver! lo que deriva en angustia para la niña que inquieta no sabe qué sucede con su padre, aunque parece que si logra sentirlo.

Algo rescatable de esta cinta es la fiesta en homenaje a “Teo”, una fiesta con los suyos y los no tan suyos, una fiesta que parece dar la bienvenida a la muerte, una fiesta de despedida, una fiesta que invita a tocar el dolor desde un dulce pastel decorado con “La Noche Estrellada” del Vincent Van Gogh, tal vez una dulce manera de congratulación a la señora de la muerte.

Hablando de Van Gogh, el apuntaba: “El arte es para consolar a los que están quebrados por la vida”, esto hila muy bien con Teo el padre de Sol, pues desarrolló el gusto por la pintura, un hermoso refugio al estar quebrado por la vida, una sublimación cuya heredera y musa sería Sol en muchas de sus obras.

Esta película deja mirar como la familia es la fuente de grandes dilemas psíquicos deponiendo a sus integrantes, (dejó a propósito este lapsus), integrantes es la palabra correcta, como niños arcaicos, niños pasados, pesados y pisados que recurren a las alteraciones físicas para expresar sus sentimientos.

Cuando la vida nos rebasa, el cuerpo en sus actos se manifiesta, ojalá tengamos siempre, un Sol que nos permita alumbrar el camino a la consciencia y hacia nuestro propio Tótem.

Disponible en la Cineteca Nacional (México)

Reseña: